De pasajero a pasajero

4 0 0
                                    


Vuelvo a pensar aquel día en que estuve en mi lugar preferido, aquel puente que da suspiros pero que me gusta pasar por debajo y recordar aquella vez que fuimos a esa playa tan bonita que ahora solo puedo ver solo desde la orilla por temor a salir herido, que paso aquí verdaderamente con el paso del tiempo.

Si bien no hay que recordar cuantas veces vine a este lugar y por qué me encanta mucho, es quizás un misterio que hasta yo no recuerdo solo sé que me gusta sentir esta brisa, sentirme extraño y ajeno al lugar, pensando que aquella bajada está hecha para mí y ver como paso a sobre cada ladrillo puesto, para poder llegar hasta aquel balcón y seguir viéndome de niño.

Quizás no importa cuántas veces vea los ríos,extraño el mar de una manera muy rara, porque me hace recordar a las tantasplayas y días que hemos pasado con mi abuelo, aunque quisiera volver la lunacomo aquella vez en que estuvimos dentro de un club llamado Poseidón y tuvimosque caminar horas solo para poder ver el mar y pescar. Sin importar quesucediera, agarraba su plomo, se ajustaba el gorro sintiendo la brisa del mar, mojándonoscon cada golpe de las olas sobre aquella roca que parecía una plataforma que perdíaforma con forme avanzaba el terreno empinado. Extendiendo su brazo derecho,agarrando su hilo de nilón que estaba sujetado con madera, gritó sonriendo "tencuidado siempre de que el lugar en donde estés parado, te sirva para que puedasejercer fuerza y los peces no te pesquen a ti". Esa sonrisa sin maldad queexpresaba este niño que aprendería a pescar con uno de sus cordeles, alobservar como colocaba el plomo cerca al anzuelo solo para poder hacer que sehunda más rápido, y girando su brazo derecho, agarrando parte del cordel, lo soltóa ver cuán lejos se iba aquel plomo que fundía en casa sobre una lata de atúnen un pequeño primos que tenía guardado en su recamara.

AbzuWhere stories live. Discover now