Capítulo 25: Dulce y amargo

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Capítulo 25: Dulce y amargo

Derek:

Elliana había estado muy tensa aquellos días, cuando se suponía que debía relajarse. Para eso habíamos hecho aquella escapada romántica. Tyler lo estaba arruinando todo. Siempre intentaba molestarnos y, a pesar de mis intentos por ignorarlo, sabía que se estaba saliendo con la suya.

Por eso, había decidido que ya era hora de actuar; era hora de disfrutar de una vez por todas de nuestras vacaciones. Nunca se me había dado muy bien organizar gestos románticos. No obstante, Emily me había dicho el día anterior lo mucho que les gustaba a las mujeres que los hombres las sorprendieran.

Así que allí estaba yo, de pie, con un ramo en las manos y más nervioso que nunca. Solo esperaba que el juego le hubiese gustado. Escribir las pistas y que sonara un poco literario había sido difícil. Seguro que a ella se le habría dado mucho mejor que a mí.

Estaba tan guapa. Me alegré mucho de verla. Llevaba un vestido que resaltaba el color de sus ojos. Su pelo rubio estaba suelto en ondas, como a mí más me gustaba. Estaba insuperable. Y su expresión. Uf, estaba tan adorable con ese brillo de sorpresa, como si no se lo esperase.

Me hizo sentirme orgulloso.

—¿Qué... —carraspeó—... qué es esto?

Sonreí al verla. Por un lado, veía lo desorientada que estaba. No se esperaba aquello, eso estaba claro. Por otro, veía la ilusión que le había hecho. Miraba a todos lados como si no se lo creyese, como si no fuera para ella. ¡Qué mona!

Me acerqué y le di un beso suave sobre los labios.

—Esto —señalé a nuestro alrededor— es mi forma de demostrarte lo mucho que te quiero y lo poco que me gusta verte mal.

Una gran "O" se dibujó en sus labios. Estaba tan tierna que no pude evitar darle otro beso.

—No tenías por qué hacerlo, Derek. —Sus ojos empezaron a cristalizarse. Un sutil rubor se fue formando en sus mejillas—. Es perfecto... Eres perfecto.

Solté una pequeña risita al ver que no encontraba las palabras para expresarse. Estaba tan embelesada. Me sentí pleno por verla así, por haber sacado aquella sonrisa y haber despejado cualquier pensamiento negativo de su cabecita.

Le di un beso en la coronilla.

—Te equivocas. Quería hacerlo. Estabas tan triste y lo estabas pasando tan mal que quería hacer algo especial por ti. Espero que te haya gustado la caza del tesoro. No veas lo complicado que se me ha hecho escribirte ese tipo de cosas. Definitivamente, la escritura no es lo mío.

Le tendí el ramo de flores y, al instante, sus ojos azules se abrieron como platos.

—Son tulipanes —murmuró cogiendo las flores.

—Tus favoritos.

Su mirada se iluminó.

—¡Te has acordado!

Una lágrima descendió por su mejilla, una lágrima de felicidad. Estaba feliz porque hubiese recordado algo tan importante para ella.

—¡Cómo no hacerlo! Aún recuerdo el primer gesto romántico que te hice. ¿Te acuerdas del ramo de rosas que te regalé?

Ella soltó una carcajada.

—Por supuesto. ¿Qué fue lo que pusiste en la nota? Algo de un jardín.

—<<Una docena de rosas para la flor más hermosa del jardín>> —parafraseé mis propias palabras.

—¡Eso! —exclamó esbozando una tímida sonrisa irresistiblemente sexy—. Nunca te lo he dicho, pero me cautivaste con ese gesto. Me pareció muy dulce de tu parte. Puede que sea muy clásico, pero a mí me emociona recibir flores.

Sueños Enredados (Amor Enredado 3)Where stories live. Discover now