Lucille Sharpe nació siendo ya una decepción, una hija no deseada para su padre y el blanco de la ira de su madre. Su vida no fue fácil, lo que no quiere decir que siempre fuera infeliz. Disfrutaba de la vasta biblioteca de la mansión, que le ofrecía una estupenda vía de escape de la difícil vida doméstica. Aprendió a administrar productos químicos y linimentos debido a los muchos achaques de su madre -una habilidad que le resultaría muy útil más adelante-. Y, claro está, siempre tuvo a Thomas. Le estaba prohibido trabar amistad con los sirvientes, con los trabajadores o con otros niños, así que buscaba solaz en los extensos terrenos de Allerdale Hall. Sentía gran curiosidad por los insectos del jardín y capturaba mariposas, polillas y escarabajos brillantes. También le gustaba mucho la música, en especia, tocar el piano. Le encantaba interpretar para su hermano. Theresa, su nodriza, fue una gran compañía. Aquellos fueron los años más felices de su vida. Los siguientes fueron muchos más tristes.
Todo comenzó cuando a Lucille la encontraron durmiendo en las habitaciones de los sirvientes, lo que despertó la ira de su madre. La querida cuidadora de la niña, Theresa, fue despedida en el acto y niña y nodriza no pudieron ni despedirse. Aquel día comenzó la lenta muerte de Lucille. Su madre la azotó con una vara, pero el agonizante dolor por la pérdida de su compañera era mucho mayor. Cuando la familia empezó a pasar apuros económicos, los Sharpe tuvieron que despedir a muchos sirvientes y Lucille se vio obligada a cuidar de la casa. Realizaba tareas que los niños ni deberían ni ver, como matar animales. Empezó a sentirse resentida con su tiránico padre y cuando la crueldad de este hacia Thomas se volvió demasiado grande, decidió matarlo. Pasó semanas suministrándole residuo de arsénico, que sacaba de los residuos del proceso de cocido de arcilla, con lo que volvió el trabajo de su padre contra él.
Mientras la madre estaba fuera, a los niños los dejaba a cargo de los poquísimos sirvientes de Allerdale Hall, todos ellos molestos con sus señores. La casa estaba a oscuras, cosa que a Lucille le encantaba, pues, a oscuras, su amor por Thomas florecía, libre de sensación de culpa y vergüenza. La niña se convirtió en la guardiana del chico, a quien le contaba cuentos y le cantaba nanas. Pero cuando su madre descubrió la verdadera naturaleza de su relación y amenazó con separarlos, Lucille no lo toleró...
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La Cumbre Escarlata: Más Allá de la Oscuridad
Short StoryAntes de que alguien empiece a leer (la mayoría de la gente va a a pasar del aviso, seguro), me gustaría aclarar que esto no es ningún fanfiction ni nada parecido sobre "La Cumbre Escarlata" (preciosa película dirigida por Guillermo del Toro). Lo q...