Aristemo/Emiliaco: Realidad y ficción.

Capítulo 21. Ido.

-Señora, por favor levántese - le dijo Emilio a la madre de Joaquín mientras la tomaba del brazo para levantarla del piso afuera de su casa.

-¡No! - gritó la señora resistiendose a la ayuda - ¡Vete! ¡Quiero que te vayas de mi casa, tú destruiste mi familia, destruiste mi vida!

-Por favor señora, yo sólo quiero ayudarla a usted y a Joaquín - suplicó Emilio.

-No digas su nombre, no mereces siquiera decirlo - dijo levantandose con ayuda del marco de la puerta - le dije muchas veces que no eras una buena persona, que debía alejarse de ti fuera del ámbito profesional, y ahora veo que tenía razón

-Por favor, dejeme explicarle...

-Lo mejor que puedes hacer es irte y alejarte para siempre de Joaquín - le dijo la mujer antes de cerrar la puerta en frente de Emilio, quien ya había comenzado a llorar también, no podía negar nada, era la peor persona del mundo, se odiaba.
Comenzó a correr bajo la negra noche, mientras la lluvia hacia que sus lágrimas se confundieran con las gotas de lluvia.

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Joaquín no sabía que hora era, pero sabía que era temprano cuando un hombre lo despertó de su descanso en el frío piso del cuarto y le dijo que tenía que ir al comedor para desayunar.
Él sólo hizo caso al hombre y lo siguió hasta un área grande con mesas y bancas, donde estaban ya sentados y comiendo todos los demás.
Fue hasta la barra y se sirvió solamente un huevo estrellado en el plato ya que no tenía mucha hambre. Buscó entre las cabezas y pudo observar a Alex y Raúl en una mesa junto con otros chicos, fue con ellos y se sentó al lado de Alex.

-Hola chicos - habló desanimado.

-Joaquín, que bueno que ya te dejaron salir - habló Raúl - en verdad lo siento, fue mi culpa, no debí abrazarte.

-No te preocupes, no fue tan malo - dijo tratando de que Raúl no se sintiera tan culpable.

-¿Dormir en el piso no te parece malo? - preguntó Alex.

-No del todo, estaba algo comodo. Eso si, Hugo fue anoche a visitarme - dijo antes de llevarse un bocado a la boca.

-Siempre lo hace, hace que te sientes mal contigo mismo que te odies - dijo Alex.

-No lo va a lograr tan facil conmigo.

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Emilio estaba decidido, no iba a dejar que Joaquín pasara una noche más en ese lugar, por lo menos no solo. Hizo su maleta y sin que su padre lo notara salió de su casa y tomó un taxi hasta la dirección que había investigado horas antes, el lugar donde estaba Joaquín.

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-Cambiar empieza con uno mismo, sin ganas no hay cambio - hablaba Hugo frente a la fila de chicos que habían hecho en el jardín como en el día anterior - pero sabemos que tener una voluntad fuerte puede ser dificil, por eso hemos decidido darles un pequeño empujón, o más bien un gran empujón, ¡Sonia! - gritó, y pronto una mujer con un vestido rojo corto apareció detrás de ellos y se posicionó al lado de Hugo - Esta increible mujer es Sonia, ha venido aquí para ayudarlos en su camino a la corrección de ideas.

Joaquín ya se estaba haciendo una idea de a donde iba esto y no le gustaba nada.

-Cada uno de ustedes va a tener que besarla - dijo con una sonrisa un tanto cínica.

¿Está loco? - murmuró Alex.

-Ha perdido la cabeza - dijo Joaquín en voz baja.

-Asi que, ¿quién empieza?