Capítulo 6

220 36 8
                                    

Kate estaba realmente decepcionada con el sitio que Atlas y Mike habían escogido, y eso era algo que me hacía mucha gracia. Kate era incapaz de ocultar que algo le disgustaba y esta era una de esas situaciones. Yo, mientras, intentaba disimular las ganas de reírme de que tenía.

Los chicos se veían apurados y un tanto dudosos, pero Kate no era de las que decía "la intención es lo que cuenta". Yo, por mi parte, me conformaba con cualquier cosa. Tampoco tenía unas expectativas muy altas. Al fin y al cabo, eran chicos.

Kate me miró y yo solo le asentí con la cabeza en respuesta. Por lo menos le daríamos una oportunidad a este sitio, a pesar de que no parecía de lo más lícito. Las paredes estaban llenas de manchas de humedad y, en general, estaba todo sumido en la penumbra. Solo de estar aquí daban ganas de llorar.

Kate se sentó a mi lado y nuestras respectivas citas enfrente. Mike y ella se sumieron en una conversación bastante animada, dejándonos a Atlas y a mí en lo que prometía ser un silencio bastante incómodo.

Yo miraba a la mesa y mis manos, ya que sostenerle la mirada me era imposible. Atlas me intimidaba y eso me hacía ser aún más tímida y me costaba más hablar. Él, sin embargo, parecía muy divertido mirándome.

Sabía que lo más probable era que estuviera sonrojada hasta la raíz del pelo, pero, por mucho que quisiera evitarlo, no podía. Y cada vez que lo veía de reojo su sonrisa era más amplia.

Kate me dio un codazo que me sacó de mis pensamientos. Cuando levanté la mirada, los tres tenían la vista puesta en mí y me sentí aún más avergonzada. ¿Me habían dicho algo?

—Tierra llamando a Elsa —dijo Kate chasqueando los dedos a escasos centímetros de mi cara. Sacudí la cabeza ligeramente y eché un vistazo rápido a los tres.

—Perdón, ¿has dicho algo? —mi voz sonó más segura de lo que yo me sentía en esos momentos.

Kate suspiró.

—No sabemos qué pedir, ¿tú quieres algo? —preguntó ella, tendiéndome la carta de bebidas.

Fruncí la nariz mientras leía línea por línea, dudando que algo de lo que había fuera digerible.

—Sentimos mucho esto, chicas, fue una decisión improvisada de última hora porque el sitio que os queríamos enseñar estaba cerrado —se excusó Mike rascándose la nuca. Me sabía mal por ellos porque sabía que no lo habían hecho con mala intención, pero las cosas nunca solían ir como uno las planea en un principio.

—Podríais haberlo dicho —le respondió Kate con una amabilidad nada común en ella—. ¿Y por qué este... bar? —preguntó.

—Aquí es donde suelo venir a beber —dijo Atlas de repente sorprendiéndonos a Kate y a mí. Él estaba impasible, como quien dice que es bueno dar un paseo todos los días por el parque.

Levanté la mirada del tablero y miré a Kate, esperando que captara la indirecta. La verdad es que este sitio parecía de lo más oscuro y, en cualquier otra situación, sería nuestra última opción.

—¿Danny's? —preguntó con una sonrisa enorme plantada en la cara. Yo asentí sonriéndole también y ambas cogimos nuestros respectivos bolsos para levantarnos.

—¿Qué es eso? —preguntó Mike, aún sentado. Atlas, en cambio no decía nada.

Kate, con los ojos como platos, se sentó rápidamente de nuevo y empezó a explicarle que era nuestro sitio favorito desde que empezamos el instituto. Ya incluso conocíamos al dueño, Danny, que lo considerábamos como un familiar.

Como el local no estaba muy lejos, decidimos ir caminando y así no tendríamos que volver a buscar sitio para aparcar. El único inconveniente era que ya me dolían los pies y no aguantaría mucho más. Echaba mucho de menos mis zapatillas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 12, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La excepción que confirma la regla ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora