Final

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La sala de espera se había vuelto el lugar más odiado por el pelirrojo. Repasó la hora una vez más en su reloj y pasó su mano por su mejilla derecha, quitándose otra lágrima. La mueca en sus labios y el pensamiento triste que lo tenía atrapado lo llevó a derramar más lágrimas que pronto fueron arrastradas por la manga del suéter negro que llevaba puesto. Observó el suéter.

-Jiminie -susurro antes de romper en llanto nuevamente, esa prenda era del menor.

Las horas parecían eternas, cada lágrima parecía llevar consigo más tristeza y los ojos de Jungkook ya no podían estar más cansados y rojos. Cansados de ver pasar doctores y que ninguno le informará algo de su amigo, cansados de dejar salir lágrimas pero no podía hacer algo más, se sentía demasiado triste.

Dejo salir un suspiró y caminó arrastrando los pies hacia la maquina de golosinas que había a unos pasos. Se colocó adelante de la misma y busco con la vista algún dulce que le atrajera la atención. El empaque rojo de los dulces favoritos de su mejor amigo le iluminaron por un momento la mirada y una sonrisa pequeña esbozo en sus labios. Eligió la golosina y volvió a su asiento en la sala.

Observaba la aguja del reloj moverse con lentitud, torturándolo. Los caramelos despedían su sabor en su boca, trayéndole miles de recuerdos sobre Jimin.

Aquellas tardes comiendo dulces en el patio de la casa, jugando a lo que quisieran ser; recordó que Jimin adoraba ser una princesa y que Jungkook lo rescatase, sonrió. Tantas pijamadas, muchas canciones reproducidas en sus teléfonos, los paseos del parque, las noches de películas, los días grises y las llamadas llorando.

Su primer beso, el de ambos de verdad. Aquel beso con sabor a dulzura e inocencia, con una mezcla de amor y confianza, pero también con algo de inseguridad e intriga. Ambos sabían que buscaban en el otro saber si estaban dispuestos a dar más. Y con ese beso supieron lo que sentían.

Jungkook suspiró, volcó los últimos caramelos en su mano y los metió en su boca pensando en todo lo anteriormente dicho.

¿Acaso no habrán más pijamadas? ¿Ya no tendría a nadie con quién ver las nubes, cantar canciones o reír a carcajadas? ¿Perdería a esa persona con la que podía hablar de todo, confiar y tener las mejores noches de películas?

¿Jamás volvería a besar a Jimin?

Los bordes de sus ojos albergaron las primeras lágrimas que se formaron y la mueca en sus labios volvió a aparecer. Soltó un sollozo y cubrió su rostro con sus manos.

-¿Jungkook? -la voz de Ha Neul sonó en sus oídos y él levanto la mirada aguada.

-¿Sí? ¿Cómo está Jiminie?

La mujer lo miro con tristeza y agacho la mirada. Se sentó a su lado y lo abrazo, Jungkook supo que nada estaba bien. Aceptó el abrazo y dejó salir el llanto.

-¿Qué ocurre? -preguntó con un nudo formado en su garganta.

-Ya no hay nada que hacer, Jungkookie -respondió acomodando un mechón de cabello para un costado-. No podemos hacer nada, los médicos tampoco -continuó apretando sus labios.

-N-no Ha Neul, Jimin no puede irse.

-Jungkook

-Jimin no, ¡Jimin no puede irse! -grito levantándose de su asiento, las personas allí presentes lo observaron.

-Jungkook calmate, por favor.

-¡No! ¡él no puede irse, Ha Neul, él no puede dejarme!

-¡Jungkook calmate! ¡él ya lo hizo, ya nos dejó, Kook! -gritó tomando de los hombros al chico y rompiendo en llanto.

Tummy ; ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora