Consejo de amiga

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Las ganas horribles de orinar me despertaron. La habitación estaba oscura, por poco podía ver quién estaba a mi lado, Melinda, que se veía tranquilamente dormida.
Me levanté con cuidado. Tuve que pasar por encima de los colchones y llegar a la puerta, me aseguré de no haber despertado a nadie y giré la perilla.

Me sentía como una intrusa.

Caminé hasta el final del pasillo. ¡No había nadie, genial! Por alguna extraña razón mi corazón latía como si estuviese cometiendo un robo o algo peligroso.

Hice lo que tenía que hacer y me miré en el espejo del lavabo.
Presté atención al lugar y eso me recordó al suicidio de la hermana de Nathan.

Su hermana...se había quitado la vida.

En el mismo lugar en donde yo estaba.

Posiblemente pisando el suelo donde podría haberse secado su sangre alguna vez.

Y que posiblemente Nathan o su madre tuvieron que limpiar...

Oh, chico...Que horrible.

...

Una presión en el estómago. Ardor en los ojos. Un baño frío. Y yo sola, en la madrugada.

Y posiblemente el espíritu de su hermana me acompañaba.

Regresé a la habitación con pasos apresurados y casi se me iba el alma al estrellar la puerta. Por culpa de los nervios. Volteé a ver a los chicos, seguían dormidos. Me adentré a las sábanas y cerré los ojos.

Los seis nos encontrábamos en la cocina. Darla, la madre de Nathan se había ido a trabajar muy temprano. Sin ella, con seis adolescentes y casa sola significaba PELIGRO. Más si la casa era del más tonto.

--Entonces, ¿ya se decidieron? --preguntó nuestro cocinero.

--Cualquier cosa está bien...--respondió Melinda.

--Rífatela haciendo una pizza, primo. Es más, yo te ayudo. --dijo Mike.

--¿Mike haciendo pizza? --rió Meli-- Entonces hazme una hawaina...

--¡Ah! ¡¿ya vas a empezar, Me-no-linda?!

--¿Qué dijiste? --gritó.

Melinda...Me-no-linda...Ella odiaba ese apodo. Y decirlo frente a ella, era provocar una cuarta guerra mundial.

--¡¿Y a ti quién se te permitió llamarme así?! ¡¿eh, Mikey Mouse con cabello de estropajo quemado?! --gritó-- Hijo de slenderman con cara y moreno.

--Cállese chica con intento de hipster.

--¡Chicos! ¡se les acaba el tiempo! --tarareó.

--Déjalos sin desayunar, Nathan. --dijo Isaac.

--Ajá, como tu te estás comiendo todas las uvas...--dije.

--Bien. ¡Renuncio! --Nathan hizo un "mic drop" con la espátula.

Guardé mis cosas en mi mochila. El proyecto había sido una mierda. Aún no podía quitarme aquellas palabras amargas de la profesora Gloria: "¡Les faltó el marco teórico! Más imágenes, menos información. Son pocas referencias bibliográficas. ¡La conclusión no dice nada, sólo es información extra! ¿acaso sólo copiaron y pegaron la información de otros antecedentes? ¡Mal, trabajo fatal, equipo fatal! ¡Tienen cinco!

¿Qué pasó entre nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora