P L U M I L L A

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¡Que se me olvidaban mis amadas plumillas!

CAPITULO LAAARGO

[...]

"demasiado."

Dios dios dios.

En verdad lo había dicho y sin dudarlo. ¡En verdad lo dijo!

Y el recordar ese momento lo hace sonrojar, tanto como lo había hecho ese mismo que se lo había dicho. Rió suavemente mientras agradecía esas palabras y se ponía nervioso, siempre con una sonrisa tonta, al igual que Alex en el momento en que le escuchó decir que él era más apuesto.

Y le respondió que podría ser, pero él lo era más.

Y Alan responde que no, que es él.

Y Alex responde...

Y tontean entre ellos, y los tacos, riendo bobamente pero con un cálido sentimiento en el pecho.

Y piensa que su relación, en esos tres días, cambió tan solo un poco. Bueno no, sí cambió. Siente que han dado un pasó más en esa... relación que tienen y podrían tener ¡Bueno! Es imposible no pensar eso último, ya que, bueno, ahora tonteaban y se decían cosas un poco cursis y tal. Más que todo Alex. Y claro, Alan no hacía más que sonreír como un tonto ¿Qué tenía? ¿17 años? Bueno, que no hacía mucho tiempo que pasó la adolescencia pero ahora era un hombre, estaba en el camino del éxito, debía ser serio y no dejarse influenciar por unas palabras de amorsch.

Alex!
- ¿¡En serio has acabado el video!?
- ¡Felicidades!
- ¡Esto merece una celebración!
- ¿Te parece bien si cenamos juntos?

Alan.
Por supuesto! -

Alex!
- pues bien, paso por ti a las 7
- así que preparate, ponte más lindo y encantador~

Y con esos mensajes le es imposible no dejarse influenciar con  esas palabras de amorsch de Hirsch.

Está releyendo el mensaje con una boba sonrisa, y luego mira el reloj con impaciencia. Aun no es hora, faltan una media hora y él aun tiene un poco de trabajo en su computador.

Teclea deprisa, vuelve a mirar el reloj, teclea.

Se detiene, se mira en el reflejo de la ventana, queriendo corrovarar que se veía descente, y se arregla el cabello, y vuelve a teclear y se vuelve a detener.

Dios, a ese paso no acabaría nunca. Se tenía que concentrar.

Suspira hondo y sigue tecleando con tranquilidad, haciendo bien lo que tenía hacer.

Y escucha bullicio fuera de la oficina, y pasos y risas. Y la puerta se abre.

- ¡He llegado, Pérez~! -canturrea mientras camina campante hacia su escritorio.- ¡Deja de llorar por mí!

Y no evita sonreír ampliamente por su aparición.

- ah~ ¿Cómo sabías que lloraba por ti? -pregunta, con cierta diversión, al pelirrojo

- intuición. -dice con simpleza.- por eso quise venir antes, para que no te secaras. Espero no te moleste, claro, sino llamo a un taxi y me voy. -dice mientras saca su celular.

- no me molesta, en serio. No hace falta.

- ¡Que bien porque tampoco pensaba irme!

Ituriel no evita soltar una carcajada por esa aclaración por parte del pelirrojo. Lo invitó a tomar asiento frente a él y se disculpo por el trabajo.

D I B U J O S [Iturisch]Where stories live. Discover now