E L P I A N I S T A

62 4 7
                                    

Mis manos se enterraron en el césped, estaba sentada y pareciera cómo si me hubiese caído.
Miré a mi alrededor, todo era un bello paraíso con flores de todos los colores, ¿cómo he llegado hasta aquí?. Me levanté sacudiendo aquél bello vestido rojo, busqué de un lado para otro, tratando de encontrar a alguien más, o por lo menos algún lugar.

Al darme la vuelta me dí cuenta de la enorme casa que tenía en frente.
Era de doble planta y el modelo era bastante hermoso.

Abrí la puerta, ¿qué demonios hago? debí tocar antes. De todas formas seguí moviéndome; había un salón enorme y la casa desprendía un aroma agradable. La decoración era tan elegante, con un hermoso piso bien pulido, tanto que podía ver mi reflejo en él.
En frente, había escaleras, el camino parecía oscuro y tan espeluznante.
Había un enorme reloj antiguo que marcaba las 12:00 del mediodía.

Crucé el salón para pasar a la siguiente habitación, era el comedor.
Una enorme mesa de madera oscura estaba en el centro, ésta contenía varios recimos de uvas y velas en el medio.

Justo a lado del comedor, estaba la cocina que contenía más uvas, pan y queso de todo tipo. Olía delicioso, pero no era tiempo para comer, tenía que saber si alguien más vivía aquí.
Regresé al salón con una vela en mis manos, tenía que subir a averiguar qué más había.

El sonido de mis zapatos retumbaba en todo el salón, estaba un poco asustada, no sabía con lo que podía toparme en el camino.

-¿Hola?-.Llamé en busca de una respuesta, pero nadie me contestó. -¿hay alguien en casa?-Insistí.

Nadie contestó, estaba sola, como siempre. De todas formas subí las escaleras y al llegar al final, la vela se apagó de la nada. Me asusté al quedarme a ciegas. No había viento ni nada por el estilo, ¿cómo pudo apagarse por si sola? comencé a temblar y mi cuerpo se congeló.

-¿Hay alguien aquí?

Poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad y ya veía un poco más. Era sorprendente la oscuridad que habitaba aquí arriba, todo esto era muy extraño y todavía me pregunto cómo vine a parar hasta aquí. Este lugar jamás lo había visto antes, ni siquiera pertenecía a un sueño o algo que he imaginado.

La verdad es que es una casa hermosa, pero a la vez causa tanto miedo y misterio. Al avanzar más, entré a un oscuro pasillo, habían puertas de ambos costados. ¡El pasillo estaba lleno de puertas de roble!

Abrí la puerta a mi derecha, todo estaba oscuro y no podía ver absolutamente nada. Más al dar un paso, me choqué con algo rígido: una pared oscura y fría. ¿Qué?
Mi mejilla punzó por el golpe contra la pared, la toqué y pronto el dolor pasó.

Salí de allí y ahora entré a la puerta de mi izquierda; era lo mismo que la primera. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿puertas selladas? ¡eso no tenía nada de sentido!

Mi curiosidad hizo que continuara avanzando y revisando cada puerta.
No había nada, hasta que me di cuenta de algo, al seguir caminando, ví luz al final del pasillo. Me apresuré para llegar hasta allí, corría sin preocuparme que pudiera tropezar con algo, sólo quería salir de esta tortuosa oscuridad.

Llegué al final y por la rendija de la puerta resplandecía una luz, era la única puerta iluminada.
Tomé el mango y la abrí, en la habitación estaba un piano, parecía que no había nadie, hasta que miré la silueta de un hombre parado frente a las enormes ventanas.

-¿Hola?

Me acercaba lentamente a él mientras también observaba a mi alrededor.
La enorme habitación estaba repleta de rosas rojas, toda la casa estaba llena de rosas, en el comedor, en la cocina, siempre había rosas.

EL PIANISTA Where stories live. Discover now