CAPÍTULO XVI ¿Es cierto que te gusto?

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—No. Ah ya, sí, me acuerdo.

Mmm. ¿Es cierto que te gusto?

—No, la verdad no. Sólo lo dije por joder, por molestar ese día que estaban ellas.

—Ah ok, por eso no dije nada —dije de forma relajada. Pero después me pregunté a mí misma —¿qué pasó? No debí haberle dicho eso, qué mal, ahora pensará que le iba a decir algo. Espero que no, porque a decir verdad no me gusta —permanecí en ese instante sin decir nada, ya había hecho la pregunta que me tenía loca y confundida hace días. Al fin estaba satisfecha, aunque no tanto.

—¿Y qué más me vas a preguntar? ¿Tienes algo más para preguntarme?

Mmm sí, sigamos con el libro. Verdad que quedamos la vez pasada hablando de tu infancia —respondí yo retomando a lo principal, lo que me impulsaba ir hacia Kevin.

—Sí —de pronto, él se puso a hablar con el chico de la cafetería que estaba al frente; al fin, un poco libre después de todos los estudiantes que tuvo que atender. Exclamé para mí misma —¡qué coincidencia de personas con las que hablo! —Ellos se pusieron a hablar acerca del guante que tenía Kevin en la mano. El chico de la cafetería no me miró, así que no le di ninguna señal de saludo con la mano. Luego Kevin regresó a mí—. ¿Qué decías? Perdón.

—No, tranquilo. Mmm, ¿de qué estábamos hablando? Se me olvidó —de verdad se me había olvidado la conversación, el chico de la cafetería habló con Kevin, eso me dejó sorprendida. Inmediatamente me acordé de la conversación mía y dije—, sobre tu infancia ¿verdad?

—Ah sí, ¿qué te digo?

Mmm, ¿cómo fueron tus padres? ¿Bien o mal?

—Pues muy bien, ellos jugaban conmigo y mi hermano también. Nunca estaba solo. ¿Y tú?

—Pues también, conmigo jugaban, aunque muy pocas veces. Mi papá trabajaba todos los días y mi mamá se quedaba dormía y me aburría por eso. Normalmente jugaba sola con todos mis juguetes sin nadie más —lo dije sin evitar recordar en imágenes aquellos momentos. Igualmente me sorprendí de que Kevin preguntara por mi vida, no escuché claramente, pero sentí que lo había preguntado. —¿o era mi imaginación que lo creía así? —Como sea, saqué una conclusión sobre la infancia—: una persona social desde pequeña anda rodeada de amigos, lo que le da más confianza para estar con la gente. Al contrario de una persona solitaria, tiene medo de acercarse a la gente ya que no se acostumbró tanto a ella.

—¿Qué más? Pregúntame lo que quieras —preguntó Kevin dispuesto a todo.

—Sí, vale. Bueno, yo por lo general me pongo a escribir canciones, libros y más cosas. Lástima que me robaron mi USB con todo lo que tenía, incluido mi libro de ciencia ficción que después te contaré. Afortunadamente no había empezado antes a escribir este libro de MI VIDA INTENTANDO SER SOCIAL.

—¿Qué quieres hacer con este libro? ¿Es un pasatiempo?

—No, bueno sí. Pero además lo pienso publicar como un libro de enseñanza para que las personas tomen como guía de cómo ser más sociables. Esta historia será diferente porque tratará sobre una comparación, de tú, el chico social y yo, la chica no social desde mi perspectiva. Hasta ya llevo ¡nueve páginas! Además de este libro escribo canciones, de hecho, el miércoles cuando no viniste me puse a componer una para ti —le dije esto último y pensé en silencio—, ¿qué? ¿cómo se te ocurre decirle a él algo así? ¿cuál canción? —Pues tenía varias románticas, aunque sí recuerdo haberle escrito alguna, pero no sabía cuál era.

Mientras la buscaba en mi cuaderno, noté de reojo a sus amigas que estaban cerca, pero alejadas de él y me saludaron todas, incluida la chica no tan desconocida que la había saludado de beso en la mejilla, y otra de décimo que casualmente ese mismo día la había visto salir antes de entrar mi curso al salón de física, pero no la conocía. Las saludé con la mano igual que ellas y me indicaron que me sentara con ellas.

Mi vida intentando ser socialWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu