esteban andrada

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- mamá dice que caro no nos quiere -escuché la vocecita de la hija de esteban.

- sí y también dijo que quiere tu plata -ese es el hijo.

- si, mamá dice muchas cosas, ya habíamos hablado antes de esto. caro los quiere mucho y lo saben, si no, no haría tantas cosas por ustedes y por mí.

- papi, yo la quiero mucho porque siempre me ayuda con mis tareas y va siempre a mis partidos -sonreí cuando escuche a lauti decir eso.

- a mí siempre me peina y me enseña a cocinar cosas muy ricas. siempre nos enseña cosas que mamá no quiere -lena se escuchó tan triste cuando dijo eso que no pude evitar morder mi labio de la rabia, gabriela tiene unos hijos tan hermosos pero no sabe disfrutarlos.

- bueno muchas veces mamá está ocupa...

- no papi, ella siempre se enoja y nos grita.

- el otro día le pegó a lauti por que se hizo pipí.

y con esa confesión siguieron otras seguidas de los llantos de los dos, me gustaría entrar y dejar de escuchar a través de la puerta como una chismosa pero, es su momento, de padre e hijos. mi novio los consoló, los tranquilizó y finalmente los hizo reír.

yo aproveché ese tiempo para prepararles el desayuno, sonreía cuando escuchaba las carcajadas de los niños. terminé de preparar la mesa para ir a buscarlos pero escuché varios pasos rápidos y la puerta de la cocina se azotó cuando los niños entraron riendo y esteban atrás de ellos persiguiéndolos. ambos se escondieron detrás de mis piernas gritando mi nombre, reí cuando crucé la mirada con él y me guiñó un ojo.

- ¡caro, ese monstruo nos quiere comer! -esteban largó una risa "malvada" y yo aguantando mis ganas de reír mire a lauti.

- ¿este monstruo? -lo señale y los dos asintieron, agarré la escoba que estaba apoyada en la pared y la levanté - ¡fuera monstruo, fuera! !no te los vas a comer! - avancé e hice como que le pegaba, me agarró de la cintura y me sacó de la cocina, me reí cuando escuché las carcajadas de lauti y lena.

- buenos días, hermosa -se acercó y me besó sonriendo - ¿dormiste bien?.

- sí, mi amor, ¿vos? -le acaricié la nuca.

- muy bien, aunque me debes algo vos.

- mm... no me acuerdo -me hice la tonta y me agarró la mano libre para ponerla en su pene.

- ¿ahora si te acordas? -me susurró sobre mis labios y aproveché para morderle el labio inferior.

- no, lauti, te puede comer.

- pero ¿y si ya se comió a caro? -reímos y el arquero me dió un último beso para entrar y disfrutar de un desayuno familiar.














- te creció mucho el pelo, len -dije terminando de darle la última vuelta a la colita, me puse frente a ella para ver cómo le había quedado la cola.

- ahora lo tenemos igual, caro -me sonrío y le di un beso en el cachete. Ella siempre me decía que quería tener el pelo largo y lindo como el mío - soy linda como vos.

- vos sos linda, cielo -la abracé y me correspondió.

el 30 salió de mi departamento con sus hijos, prometiendo llegar a almorzar conmigo. me acerqué a la ventana que da a la calle y les sonreí, agité mi mano cuando vi como los 3 sacaban los brazos por las ventanillas en forma de saludo.








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