Narra Sky:
Hoy era un día como los demás. Llegaba cansada a mi casa y lo único que podía hacer era revisar documentos y casos en los que trabajaba. Mis días en la oficina eran cansados, mi padre, a veces, exigía demasiado y apenas podía dormir. Mañana tenía un caso, con un tal Cole Sprouse, a causa de su divorcio.
Retiré el papel para guardarlo en mi carpeta. Después de haberlo hecho, apagué todas las luces y subí a mi habitación. Me metí en la cama, muerta de sueño, me puse en una posición cómoda para mí y, en cuestión de segundos, me quedé dormida.
Al día siguiente:
Me levanté temprano, luego me encaminé al baño y tomé una larga ducha. Salí, envolví mi cuerpo en una toalla y mi pelo en otra. Me sequé el cuerpo, el pelo y coloqué mi ropa interior. Recogí todo lo que había desordenado, para luego vestirme.
Me maquillé con un poco de delineador y bajé a desayunar algo. Terminé de desayunar y cogí el bolso y las llaves para salir de mi casa. Me senté donde lo hacía cada mañana cuando iba a mi trabajo. Saqué mi móvil y comencé a hablar con mi amiga Nayi, por WhatsApp.
La conocí en la universidad, desde ahí nos hemos hecho inseparables. Es una chica bastante alta, agradable, muy sociable debo decir, simpática, espontánea, nerviosa, bastante alocada y muchos adjetivos más que la definirían y no acabaría.
Nayi: Buenos díaaas, ¿Cómo estás?
Sky: Yo bien, algo cansada. ¿Qué haces hoy? - Pregunté colocándome un mechón de pelo.
Bloqueé mi móvil, ya que, seguro estaría trabajando y tardaría en contestar. Miré al frente y mi vista se topó con un chico bastante guapo, el cuál llamó mi atención. Él también me miraba, pero, su mirada, era sombría, no lo conocía absolutamente de nada y me miraba fijamente.
El sonido de las puertas del tren abrirse, me sacó de mis pensamientos. Me levanté y antes de salir, el chico de la mirada fría, me dedicó una cálida sonrisa, a la cuál correspondí extrañada.
