enamorándome de un príncipe

España

Al estarme marchando de México, recordé todo lo bueno que he vivido aquí en mi querida patria, me di cuenta que dejaba a lo que mas quería, que era mi madre, me sentía como un perrito cuando se lo arrebatan de su madre, pero sabía que lo hacía por necesidad y no por no querer convivir con ella.

Estaba esperando el vuelo, y cada minuto que pasaba, quería romper en llanto, sentía la ansiedad de quedarme, pero a la vez sentía el rencor y resentimiento que le tenía a Caterine y para olvidar todos mis sentimientos, la mejor forma seria tener que marcharme.....

Llego la hora de abordar, todo se veia bien en las nubes, pude disfrutar mas el viaje que cuando viaje hacia España la primera vez, sentía como el viento que formaba el avión las desasía como si fuera un algodón de azúcar, sentía que podía volar más alto cada vez que me lastimaba un recuerdo.

Mi nueva vida comenzó a vibrar al momento de aterrizar el avión. Al bajar sentía el aire puro y fresco que me hacía sentirme en España mi nuevo hogar, fue el primero que me dio la bienvenida de mi nueva casa, mi nueva ciudad.

-Hola papa

-Hola hija, te acuerdas de Margot- muy alegre me contesto

-Si padre, como no podría acordarme de mi hermana- le conteste con mucho entusiasmo, como si no hubiera pasado nada en México, hasta ya trataba como mi hermana a Margot

 Y así continuamos la plática, pero nunca me comentaron nada de lo sucedido.

La señora Florencia era muy amable conmigo y Margot también, pero a la vez sentía que era un estorbo en la familia. El día siguiente le comente a mi padre de lo que sentía, y él me aclaro de que nunca sería un estorbo y me dio un fuerte abrazo.