Símbolos.

La persecución se ponía más peligrosa a cada minuto. Castiel había perdido de vista a Sam y Dean, pero aun debía proteger a Jack. El nephilim corría unos pasos más delante del ángel entre el espeso bosque. Cas miro atrás, visualizando a lo lejos a cinco de sus hermanos.

Una cabaña abandonada apareció en su camino. Entraron a la fuerza, y Castiel encontró rápidamente un lugar donde ocultar al joven.

- ¿Recuerdas los símbolos que te enseñe?

El menor asintió, dejándose guiar por el ángel al interior de aquel armario. Las ropas del mayor estaban cubiertas de sangre, y la herida más grave era plenamente visible en su abdomen, era muy difícil para Jack prestar atención ante aquella imagen.

- No te preocupes. – Poso su mano derecha sobre la mejilla del otro. – Estoy bien. – mentiras.

Debían apurarse y actuar rápido antes de que los ángeles enemigos llegasen, Castiel no tenía tiempo para preocuparse por sí mismo. Cas tomo su espada y realizo un corte profundo en su brazo. Dejo que la sangre se derramara sobre un vaso roto que había encontrado y se lo entrego al chico.

- Quiero que dibujes los símbolos en cuanto cierre las puertas y las trabes.

Ese lugar era perfecto, la forma del picaporte permitía ser perfectamente trabado con la espada de Castiel, que por supuesto fue lo siguiente que le entrego a Jack.

- ¿Qué? ¡La necesitas! – Espeto el nephilim dándose cuenta de que tan suicida era este plan.

Castiel no contesto y solo cerró las puertas, dibujando los símbolos del lado exterior también con la sangre que escurría de su estómago. Jack quería llorar, pero obedeció las órdenes.

Sus hermanos lo encontraron y pudieron verlo a través de la ventana. Castiel les devolvió la mirada. Antes de salir de la casa, a sabiendas de que el nephilim lo escuchaba, pronuncio unas últimas palabras.

- Te amo, Jack.

Las lágrimas finalmente cayeron libres de los ojos del menor, mientras se tapaba los oídos para no escuchar los lamentos de su padre en aquella última pelea.

*Tres días antes*

Jack observaba con cansancio como Castiel iba de un lado a otro explicándole cosas del cielo que realmente no le interesaban. Estaba aburrido y encerrado en el bunker mientras Sam y Dean seguramente resolvían un caso súper genial. No entendía porque debía soportar esta condena de aprender cosas irrelevantes para un cazador. Él no quería ser como Sam o como Cas. Quería ser como Dean, todo fuerza, peleas y sangre.

- ¿Para que tengo que aprenderme estos símbolos? Son estúpidos. – se quejó finalmente.

- Porque puede que los necesites alguna vez. – Contesto el paciente ángel.

- Dean no se los sabe. –

- Dean tiene otro tipo de conocimientos, y Sam siempre está con él. –

Odiaba eso de Castiel, siempre tenía una respuesta para todo.

Como invocados, los Winchester volvieron de su aventura. Ambos cubiertos de sangre. Jack corrió a ellos, olvidando que debía practicar los símbolos, y más interesado en el relato de Dean sobre lo que había pasado.

Sam se excusó, deseando una ducha urgente, y Cas se ofreció a ayudarlo con la cena.

Al día siguiente, la clase continuaba. Jack no parecía tener demasiado éxito en sus símbolos, y tampoco escuchaba lo que Cas intentaba explicarle sobre ellos. Dean los miraba discutir con diversión, sentado enfrente del chico. Pensando que tal vez el joven se merecía un descanso, el ángel se dirigió a la cocina para preparar un tazón de cereales para que merendara.