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Días atrás, había llegado un sobre con una carta de la universidad, a la cual no
di ninguna importancia en ese momento. La había colocado en algún lugar en mi mesa de estudio que entre tanto papel y libro parecía más una biblioteca.

Cuando la recordé fui a buscarla como loca entre el montón de libros, cuadernos y fotos que me recordaban a Vegeta en todo momento.

Pero las hacía a un lado y volvía a concentrarme en encontrar la carta de entre esa montaña de
papeles.

Cuando por fin lo conseguí, la tomé y rasgué con ansias el sobre. La leí detenidamente, en ella decía que mi beca había sido aprobada y que debía presentarme en la fecha indicada.

El problema era que la universidad se encontraba fuera de Japón.

Lo dudé por un momento, pero recordé todo lo que me estaba pasando, lo mejor era irme lejos al menos un tiempo. Necesitaba olvidar y en este lugar no lo
podría lograr. Todo me traía recuerdos de Vegeta.

Me daba mucha tristeza saber
que me alejaría de mamá y papá, nunca lo había hecho, pero ya era hora de dejar de ser una niña y con o sin Vegeta necesitaba forjarme un futuro y salir adelante.

Bajé las escaleras con la carta en mano.

-Mamá, papá -les llamé.

-¿Qué pasa, hija? ¿Qué te sucede?
-preguntó mamá, un poco angustiada.

-¿Recuerdas la carta que me disté aquel día? Antes del accidente, la que no quise leer.

-¿Qué carta? -pregunto papá sorprendido.

-La acabo de abrir. La universidad aprobó mi beca-dije con muchaemoción, mientras brincaba de puntillas y me les abalanzaba para abrazarles.

Los dos me miraron con orgullo y alegría, a pesar de que yo sabía que también debían de sentir un poco de tristeza al pensar en que me iría de casa.

-Te felicito, hija. Tu madre y yo sabemos que es lo mejor para ti, sabemos cuánto esperabas esto -me felicitó, sonriendo.

Ese día salimos a cenar a un lindo restaurante de la ciudad para celebrar.

Los días siguientes los pasamos organizando todo y compartiendo momentos en
familia antes de que me fuera.

Hasta que llegó el día de marcharme. Llevaba una maleta enorme, casi entreabierta a punto de explotar por tanta cosa que había empacado en ella.

Me invadía la inquietud por dejar a mis padres, mis amigos, mi casa y sobre todo mi
gran amor… Sabía que una vez saliera del país, pondría la primera piedra sobre el ataúd en el que debía enterrar el amor de Vegeta.

-La Mitad Faltante-[A.U][Vegebul]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora