La Mujer Del Antifaz 2 Terminada

Tiene una buena derecha.

Verónica.

Idiota, imbécil porque dijo eso, le entrego la bolsa de hielo a Antonio para su mano.

— ¿Lo besaste?.- me pregunta Emma.

— No, el me beso, me forzó, pero lo aparte y lo golpee.- digo.

— ¿Por eso tenia el labio y el pómulo roto?.- pregunta Dany asombrado.

— Si.- digo.

— ¡Wow!.- dice Emma.

— Tiene una buena derecha.- dice Antonio, me acerco a el y hago que me mire.

— Tengo al mejor maestro, lo siento.- el me sienta en sus piernas.— Perdoname.- el me mira.

— No tengo nada que perdonarte, estoy orgulloso de ti, ya se que si no estoy cerca, sabrás defenderte, te amo.- me besa, pongo mis manos en su cuello, lo atraigo más a mi.

— También te amo.- lo abrazo, me separo y miro a los chicos.— Encontraremos la manera de que recuperes todo Emma.- ella niega, frunzo el ceño.

— No te preocupes Vero, hace dos años puse todo a nombre de fundaciones benéficas si dejaban de ser mías pasarían a manos de ellos automáticamente, y el dinero la tengo en una cuenta en Grecia.- Emma es increíble.

— Me gustaria ser una mosca en la pared para ver sus caras cuando se enteren.- les digo.

— Igual yo.- dice Emma.

— Creo que se molestaran mucho.- dice Dany.

— Se lo merecen, después de lo que le hicieron al abuelo, no merecían nada.- ella tiene razón, le hicieron cosas muy malas solo por avaricia y lamentablemente su esposa pago el daño.

Antonio.

¿Me molesto?, si, queria matarlo por tocarla, pero me alegra que ella lo pusiera en su sitio, dos días después estábamos en casa de Emma y Dany, Emily estaba mejor, jugaba tranquila.

— Llevelas de regreso.- Vero había ido a la puerta, me acerco y hay un repartido con flores.

— Aceptelas señorita.- le dice, ellas las toma y las lanza al piso.

— Digale a su jefe que deje de molestar.- tranca la puerta y me mira.— Me acompañas a la policía, voy a exigir una orden de restricción.- me entrega el sobre, son cartas del imbécil de James, con fotos ¿desnudo?, que enfermo y asqueroso.

— Claro, vamos ahora mismo.- salimos a la policía y ponemos la denuncia y cuando ven las fotos lo hacen con prisa.

— Gracias por todo comandante Smithe.- le dice.

— No tienes porque, lo hago con gusto, se lo prometí a su abuelo que las cuidaría.- asiente, regresamos a la casa.