CAPÍTULO VI Un cambio de ambiente

Start from the beginning
                                    

De pronto, sentía que lo que había vivido tenía que escribirlo para no olvidarlo. Y como me encanta leer y escribir tenía que encontrar un tema ideal para expresarlo. No quería formar específicamente un diario, pues no quería de nuevo experimentar nuevamente los regaños escandalosos de mi madre al enterarse de que en una época me gustaba un chico. Tal vez quería crear un libro de consejos, pero también de experiencias vividas para que lo que escribiera no quedara en teoría sino en práctica. Entonces pensé: —¿qué tema desea la gente encontrar? Mi respuesta fue múltiple, hay muchos e infinitos temas que le interesan a las personas.

Me miré a mí misma en ese espejo y dije: —¡tú... chica, sí... tú! —y me pregunté, —¿qué tema quieres leer? ¿qué te gustaría cambiar? —Me analicé a mí misma por un momento y al cabo de un rato dije—, ¡social, sí... quiero ser social! —Ese fuerte deseo de crear un libro no era de todos los días y su base fue acerca de cómo alcanzar la sociabilidad siendo una persona asocial y con ganas de cambiar su mundo apagado a un mundo nuevo, más social y más agradable en donde la misma persona se sienta con confianza y segura de sí misma para hablar con los demás. Al ver que otras personas tenían el mismo problema, quise hacer algo para motivar y cambiar esa falta de sociabilidad. Si publico esa historia, —¿de qué se tratará? —Dije en ese entonces que quería ser social—, ¿por qué no escribir un libro acerca de mi experiencia en cómo ser social?

No era social, pero podía narrar mi búsqueda para ser esa clase de persona que quería ser. Entonces, viendo que no podía hacer esto sola, necesitaba a alguien que fuera social y tuviera tiempo para mí. El único mundo donde podía conocer gente era en el colegio. Qué lástima que en mi curso nadie me prestara atención, sobre todo Jeisson Andrés, un chico rubio de ojos azules que era social y agradable al mundo, pero era el que menos me ponía atención. Tenía las cualidades indicadas, pero su falta de atención hacia mí era un riesgo e indicaba que mi libro iba a ser un fracaso.

Recuerdo que Jeisson en esos días, por fortuna me puso atención y luego de tantos ruegos le pregunté:

—¿Qué harías si escribiera alguien un libro sobre ti?

—Sería fantástico, me encantaría, ¿cierto Lina?

—¿Ah? —respondió Lina Marcela con una pregunta. Ella era su amiga, una chica hermosa y de cualidades muy lindas que atraía a la mayoría de los chicos del salón.

—Pues qué chévere sería que le hicieran un libro a uno —respondió Jeisson a su amiga.

Yo me sentía feliz y emocionada, noté que a las personas les gustaría que otros conocieran su historia, como si de esa forma llegaran a ser inmortales a través de un libro. Luego reflexioné de esto porque también le hice la misma pregunta a Yomary —poco le interesaban mis temas—, y respondió que le gustaría y sería muy chévere.

Otra persona tenía en mente, no la conocía del todo, pero podía llegar a hacerlo si tuviera la voluntad necesaria. Era Kevin, el chico de 1101 quien me hacía llamar la atención cada vez cuando lo veía. No sentía gusto hacia él, nunca lo tuve de verdad ni pensaba tenerlo. Pero ¿acaso él sería la persona indicada para mi libro? por algo me llamaba la atención ¿no sería esa la sensación o intuición de que era él, el elegido?

El primer día de la presentación quería hablarle. Aproveché que él estaba pegando un cartel con una cinta y justo, también necesitaba aquella cinta, ya que era la única que había para pegar carteles y todos andaban en ese trabajo. Así que le pregunté de qué se trataba el proyecto.

—De una montaña rusa, y mientras pasa la bolita va graficando una función —respondió él.

—Ah ya, vale.

En ese momento llego Michell.

—Páseme la cinta Kevin.

—Espera que primero va ella.

Mi vida intentando ser socialWhere stories live. Discover now