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La mañana del lunes abrí mis ojos, estaba consciente de mi problema así que para evitarle problemas a mi compañero de vida quien se encuentra dormido junto a mi lado, tomo como corresponde y a la hora mis pastillas. Las sacó del pastillero y con el vaso ubicado sobre la mesita de noche hago que pasen por mi garganta como si sólo fuera aquel líquido transparente el que pasa hacia mi estómago, luego vuelvo a acomodarme en la cama mirando directamente hacia el que está junto a mí, con el dorso de mi mano derecha acaricié sutilmente el rostro ajeno, sus pómulos ligeramente alzados y luego besé su frente. Es una bonita rutina el tenerlo durmiente junto a mí, pero hay algo que no me gusta y es que cada vez que le observo al despertar, su cuerpo posee nuevos hematomas y cada vez que pregunto sobre ellos, dice que nuevamente fue a casa de sus progenitores debido a que su madre necesitaba su ayuda y su padre se encontraba borracho propinándole golpes en cualquier parte de su cuerpo, es raro, porque cuando yo conocí a mi suegro dijo que no era fan del alcohol, sin embargo sé que no puedo desconfiar en las palabras de Jeongin.

Millones de veces le he dicho que iré a denunciarlo con la policía si él no es capaz de hacerlo, pero me prohíbe salir de casa debido a mi enfermedad y discutimos un buen rato, después me dedico a besar el camino de las saladas lágrimas que sus cristalinos ojos empezaron a dejar caer. Me deprime que eso sea parte de la rutina también.

Odio los lunes, de verdad, pero amo pasarlos con él.

- Jeongin, cielo, vamos, deja de llorar, haces que me sienta deprimido también - dije mientras abultaba mi labio inferior y besaba toda la piel de su facial.

- L-lo siento, hyung, me d-deprime recordar lo cruel que es todo y que sea tan cobarde como p-para no hacer nada al respecto... - esas palabras siempre llegan como una llaga apuñalando directo en mi corazón.

- ¡No, no, no! ¡Jeonginnie, no digas eso! ¡Eres genial y fuerte! Pronto todo calmara y podrás ser feliz junto a mí en nuestro acogedor departamento, puedes traer a tu madre si quieres - lo estrujé en mis brazos con toda la dulzura que él merece por ser alguien tan bueno.

- N-no, no te preocupes, Hyunjin hyung... - me apartó ligeramente de su cuerpo para dirigirme la palabra - y-ya se lo he propuesto m-muchas veces y siempre s-se rehusa...

- Pronto aceptará, ya verás - está vez lo besé en sus pequeños labios para traspasarle toda la calma que pueda.

Como siempre, logré hacer que se relajara y ahora, nos dispusimos a ver una película romántica, me encantan y siempre termino llorando y acurrucándome en el pecho de mi pequeño novio, sabe como aplacar mi llanto sufrido tanto como yo puedo acallar sus penas con todo el amor que le tengo. Es el mejor, y espero ser el mejor para Jeongin también.

Luego de llorarme la película entera, nos levantamos y vamos a cocinar juntos, es divertido como juega con los ingredientes, hay veces que me los ha llegado a arrojar sobre mi cabeza o ropa entonces yo lo tomo por la espalda y le ataco con cosquillas en las costillas, pero siempre lo hago con cuidado porque sufre de dolores en ellas de vez en cuando, juro que algún día lograré salir de aquí, podré ayudar a mi bebé con aquel ambiente familiar tóxico y su cuerpo quedará dispuesto a mis toques y protección.

Comemos en silencio, disfrutando únicamente la comida y la compañía del otro, no somos de muchas palabras en la mesa, pero le acarició las piernas con las mías demostrándole mi cariño y cuando tenemos contacto visual, le sonrío y el me devuelve aquella sonrisa característica de él dejándome ver sus lindos hoyuelos y sus limpios y ordenados dientes. Su sonrisa es perfecta sin los molestos metales que tanto le dolían, la encuentro más brillante porque sé lo feliz que está sin ellos.

Él decide lavar los trastes, pero no lo dejo solo y me coloco a sus espaldas abrazándolo por la cintura y besando su cuello.

Las horas pasan y gastamos el tiempo con nuestras propias cosas, Jeongin atendiendo los quehaceres de la universidad, debido a que está en su último año y debe preparar su tesis, yo recostándome en el sofá debido al horrible dolor de cabeza que me da cerca de las ocho de la noche cada día, pero me hago el fuerte y lo soporto hasta que podemos ir a la cama juntos.

Estaba durmiéndome en donde estaba y si no fuera que al fin sentí el sonido del laptop de mi novio ser cerrado, habría dormido toda la noche defraudando a mi pequeño porque mi sueño es pesado y no vuelvo a despertar hasta muchas horas de manera natural.

Él toma mi mano y me encamina a nuestro cuarto para evitar que mi adormilado cuerpo caiga en el transcurso de la sala de estar hasta la cama, me ayuda a cambiarme, espero a que se cambie él y nos acostamos finalmente cercanamente a la una de la madrugada, nos dormimos abrazados al instante por el calor que desprende de ambos y logra relajarnos al tal punto de caer profundamente en los brazos de Morfeo.

Así son los lunes.

the 7th part of me || hyuninKde žijí příběhy. Začni objevovat