Capítulo 8 sicut et nos dimittimus debitoribus nostris

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En el pasado existieron otros cazadores, el solo nombre de "Cazador" era motivo de miedo y respeto por igual, ese título se le otorgaba a los más devotos en el cónclave dicho sea que solo el Santo Padre podía elegirlo. Con la corrupción de la iglesia cada vez pocos eran elegidos para llevar el título de "cazador" haciendo que se olvidara entre el polvo a esos misteriosos hombres. En el presente solo existía un Cazador, que solo era tolerado como un mal necesario, en la ceremonia para dicho cargo solo había estado el Santo Padre y quien fuese conocido en el futuro como Cazador. Su existencia en el Vaticano tardo 5 años en darse a conocer.

¿Qué había orillado al Santo Padre para tomar la decisión de traer a los Cazadores?

Desde siempre habían existido la fruta podrida en la Santa Sede, las almas vendidas a demonios y los cuerpos poseídos eran más comunes de lo que el cónclave admitía. Pero el Santo Padre vio al mal encarnado en persona: Legión.

Los humanos caían ante los demonios de Legión, los ángeles se veían opacados en fuerza. Un solo cazador no haría la diferencia... pero Cazador tenia aliados, demonios que veían en Legión un enemigo en común, Cazador conservaba el anillo que Lilith le obsequio, el anillo del Rey David; el cual se había perdido entre las olas del mar, durante un baño que se dio el rey.

La guerra se desató en el cielo, así en la tierra como en el infierno; se formaron ejércitos, los capitanes fueron nombrados, Legión hizo el primer movimiento enviando a Averno en pos de Sombra. Capturando a Sombra, los Hijos de lo que no Tiene Forma se postrarían.

Azazel dirigió a 200 ángeles caídos a la tierra, Alouqua y Aym le hicieron frente, en el cielo Gabriel se debatía con Kasbeel y en el infierno, Elohim iniciaba la purificación. 

Así en la tierra, como en el infiernoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu