Estoy persiguiendo al gato. A la gata. Mi gata, mi mascota, preciosa y bella. La llamo pero se escapa, estamos jugando. También está mi hermana que juega con la otra gata que tenemos, nos divertimos. Estamos en el patio donde no hay césped, vivimos en un primer piso. Nos rodean tres muros y la parte de atrás de nuestra casa. Corremos por el escaso lugar y seguimos jugando con nuestras mascotas. Pero de repente siento algo diferente en mí, algo dentro me dice que las cosas no van a ir muy bien hoy. A veces creo que tengo el mismo presentimiento pero en este momento me doy cuenta que no es así. Esto es real, esto es verdad, y las veces anteriores ni siquiera se asemejan a lo que me está pasando. ¿Qué me está pasando?
—¿Sentís algo? —Le pregunto a mi hermana.
—No. ¿Qué pasa?
Me detengo. Mi gata deja de jugar. Esto es un mal presentimiento.
—Voy adentro un rato.
Dejo a mi hermana y su mascota que sigan jugando pero en cuanto me levanto lo siento. Algo malo va a pasar hoy, y tiene que ver conmigo. Tengo esta cosa extraña recorriendo mi cuerpo, una especie de aura negra que me hace sentir escalofríos y sube y baja a lo largo de todo mi ser. De repente tengo unas ganas muy extrañas de querer abrazar a mi mascota. Siempre lo hago, ¿pero repentinamente? ¿De esta manera?. Esto es malo. Mi presentimiento se hace cada vez peor cuando me doy cuenta que no le tengo miedo a lo malo que vaya a pasar porque es algo natural de la vida. No me transmite ninguna sensación extraña sino de cansancio. Siento que va a llegar un momento en el que esté tan cansada que no sé lo que voy a hacer y la única solución es sucumbir a la oscuridad. ¿Qué me pasa? ¿Desde cuándo me siento de esta manera? No lo entiendo, una parte de mí quiere entenderlo pero la otra no. Supongo a esta altura que no tengo más remedio que seguirle la corriente a este instinto que me está diciendo qué hacer.
Entro a mi casa. Saludo a mi madre por segunda vez en el día y sabe de alguna manera que algo va mal. Lo veo en sus ojos. Así que me pregunta. Y yo le cuento mis inquietudes.
—Eso es malo —me dice. Ya lo sé, así que le respondo.
—Mamá, no sé que hacer.
Me pide amablemente que me siente y trate de describirle la sensación que tengo pero no encuentro las palabras porque hay demasiada oscuridad en el día de hoy. Le digo que me voy a tomar una siesta y ella repentinamente dice que organizará una cena familiar.
—¿Qué me pasa, ma?
—Me advirtieron sobre esto, dulzura. Me dijeron que ibas a tener esta sensación pero no creí que llegaría tan pronto. Por tu edad, dudo que pase más de un dia— y de repente tiene los ojos llenos de lágrimas. Y entonces confirmo mi teoría de que ese presentimiento se va a hacer realidad y mi propia madre me está dando el plazo de tiempo.
Después de eso me voy a tomar la siesta más reconfortante que me tomé en años. De repente cuando me despierto todo se siente bien y no sé por qué. Tengo esta sensación de que estoy tan bien pero algo tan malo va a pasar y no me doy cuenta. Aparentemente algo en mí cambió durante la siesta porque creí que tenía algo malo pero ahora no sé que es y al mismo tiempo me siento tan bien. Me levanto y me encuentro con mi familia en el comedor. Saludo y voy al baño a lavarme la cara y los dientes, salgo a tomar una merienda pero mi mamá me advierte:
—Vamos a cenar directamente.
Tiene una sonrisa triste y no sé por qué. Todo el ambiente es tan cálido pero a la vez parece tan sombrío. Todos en la mesa me sonríen de la misma manera y todos están en este lugar. Me agarra sueño y me parece que todavía no me desperté del todo así que voy a tomar algo de agua y lavarme la cara otra vez. Converso con mis familiares y compartimos anécdotas lindas y divertidas, lo más importante de nuestras vidas. Me di cuenta que soy fanática de ir a recitales pero que no voy a poder ir a todos los que quisiera. Hago una lista primero mental y luego empiezo a escribir en la servilleta.
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Historia Cortapequeño lugar de relatos. dedicado especialmente a los que surgieron de frases disparadoras, palabras, canciones, etc.
