Un juramento inquebrantable

Capitulo 3

Podría dejar un agujero en el suelo de mi habitación de tantas vueltas que ya le he dado. Hace meses que tengo el mismo sueño, las mismas personas, distintos lugares, misma época. Está volviéndome loca, estoy segura que la muchacha que se quita la vida soy yo, al principio creí que solo era un sueño, pero ahora ya no estoy tan segura. Muchas veces pensé que podrían ser recuerdos de una vida pasada, como leí una vez en un libro

Hoy es mi primer día en la nueva escuela. Desde que mi madre murió, mi padre y yo hemos pasado por más mudanzas de las que soy capaz de contar, debido a su trabajo, que lo obliga a viajar de ciudad en ciudad por un largo periodo, el cual podrían ser meses o incluso años. Esta vez nos tocó Connecticut, la ciudad más tranquila en la que he estado hasta ahora, luego de haber estado en Manhattan por dos años cualquier lugar podría parecerme pacifico.

El Instituto Connecticut, como se llama mi nueva escuela, es gigante y hermosa, tiene un campo enorme donde los chicos juegan football americano y una pista de atletismo. Elegí este instituto porque en su lista de deportes tenia tenis, que es una de mis pasiones y las escuelas anteriores ninguna tenía ese deporte. En fin, yo creo que podría irme bien aquí, mientras consiga amigos o al menos alguien con quien hablar durante mi último año todo ira estupendo.

-Ali te recogeré a las cinco, no lo olvides ¿ok?- me dijo mi papa antes de irse

-si papa- le conteste y bese su mejilla para luego entrar en el gran edificio.

Caminaba mientras miraba mi horario sin prestar atención por donde caminaba hasta que me choque con alguien y fui directo al suelo.

-podrías tener un poco más de cuidado- le dije. Vi unas zapatillas negras, unos jeans azules, una camiseta negra con escote en V y por ultimo un rostro enojado de cabello rubio, ojos azules y nariz pequeña que me miraban desde arriba.

-si tu no miras por donde caminas no es mi problema- me tendió su mano mientras me miraba con curiosidad. Juraría que lo vi alguna vez.

-¿te conozco de alguna parte?- me pregunto para mi sorpresa.

-no lo creo, acabo de llegar a la ciudad- le conteste

-bueno espero que aprendas a tener más cuidado  porque la próxima vez no iras con tanta suerte-

-vaya, que dulce eres-

-gracias, me lo dicen seguido-

-ya veo por que- le conteste con sarcasmo. Era tan egocéntrico. No soportaba a las personas así. Perfecto mi primer día y ya había ganado un enemigo.

Cuando hice mi camino a mi casillero una muchacha de cabello oscuro y gran sonrisa  se me acerco.

-¿eres nueva verdad?- me dijo

-sí, es mi primer día-

-bueno, entonces te alegrara tener una amiga- parecía agradable

-sí, seria genial- le conteste con una sonrisa

-me llamo Jema, ¿tu?-

-Alena, Alena Lion-

-mucho gusto Alena, ¿puedo decirte Li?- sí, era muy agradable.

-claro, como tú quieras-

-perfecto, vamos, te presentare a los demás- era un poco efusiva y acelerada pero me gustaba su personalidad.

Llegamos al comedor y nos sentamos en una mesa que estaba situada junto al ventanal que daba al patio. Allí vio al maleducado de la entrada me miraba, aparto la vista cuando lo descubri. Había cinco personas alrededor de la mesa. Celina, una chica rubia  muy simpática con ojos muy oscuros; Loria, morena y que no paraba de hablar; Zed, un joven de cabello negro y ojos verdes, tan verdes como el césped de afuera, parecía amable y amigable; Steve, un chico musculoso que tenía cara de enojado pero se lo veía muy dulce y amable; y por ultimo estaba Sean, lindo, amable, alto de cabello castaño y ojos oscuros. Todos parecían muy amistosos y me dieron un lugar en su grupo. Les pregunte por el bruto de la mañana y me contaron que se llamaba Noa Harris, que era un chico de mal genio pero que todas las chicas lo amaban por su increíble belleza, a palabras de Steve. Seguía con la sensación de que lo conocía de alguna parte y mientras lo miraba el me veía de la misma forma. Era tan extraño.