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ᴠᴇɴ ᴍᴜᴊᴇʀ, ǫᴜᴇ ᴛᴜs ʟᴀʙɪᴏs ᴠᴜᴇʟᴠᴀɴ ᴀ ǫᴜᴇᴍᴀʀ ᴍɪ ᴘɪᴇʟ
ǫᴜᴇ ʟᴀ ᴄᴀᴍᴀ ᴘɪᴅᴇ ᴄᴀʟᴏʀ, ᴏᴛʀᴀ ᴠᴇᴢ
ᴀʟ sᴏʟ ʟᴇ ᴅᴇᴊé ʟᴀs ɢᴀɴᴀs ᴄʀᴜᴅᴀs ᴅᴇ ᴠᴏʟᴠᴇʀᴛᴇ ᴀ ᴠᴇʀ ʏ ᴇɴʟᴏǫᴜᴇᴄᴇʀ.
sᴏʟɪᴛᴏs ʟᴏs ᴅᴏs ᴇɴ ᴄᴜᴀʀᴛᴏ ᴍᴏʀɪᴍᴏs ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀ.

Ya van tres días desde que el señor Julio Alfaro no me contesta los mensajes ni las llamadas, tampoco se dignó a venir a dormir a nuestra casa, y eso me pone peor, ya que las veces que se a quedado en su antiguo hogar, corro riesgo de ser cornuda.
Sé perfectamente que deben pensar que soy una boluda. Aunque me haga la cabeza y diga que no lo voy a perdonar, al final terminó haciéndolo, y sigo quedando como una estúpida, ya que él debe creer que puede hacer lo que quiera, total, lo perdono.
En éste momento me estoy dirigiendo a La Boca. Los entrenamientos en casa amarilla ya habían comenzado, por lo que era muy seguro que él este acá.
¿Por qué no me contesta y demás?, porque discutimos. Le molestó que salga con mis amigas a bailar y lleve puesta una minifalda. No sabía que tenía que ir con una túnica. Me pareció un comportamiento tóxico y que no voy a tolerar. Se "ofendió" cuando se lo dije, me cortó la llamada y bloqueo de todos lados. Acción super inmadura. Va a tener que hablar conmigo comportándose como adulto que es, o se termina todo. Algo que no soporto es que me digan como tengo que vestirme, que tengo que hacer y demás. Nadie es dueño de nadie. Espero que cambie su pensamiento retrógrado, o no vamos a llegar a nada.

Cuando llegué, saludé a el seguridad, mostré mi carnet y me abrió el portón. Me metí en el estacionamiento principal, si les molesta que se jodan.
El entrenamiento había empezado a las 10 aproximadamente  según me había dicho Luciano, el guardia.
Eran las 11, por lo que estaban a la mitad. Me dio igual. Caminé por los pasillos, hasta dar con la salida a las tribunas. Me di cuenta que habia una entrada más fácil, pero bueno, complicada siempre.
Me senté en una de las filas, y observe el ambiente. Había al rededor de 13 personas mirando el entrenamiento. Supongo que algunas serían familiares de los chicos. Ahora si, observé el campo. Gustavo les gritaba órdenes, de momentos los felicitaba y se llevaban un aplauso de su parte.
Después de un rato de estar mirando las acciones de mi marido, dirigí mi vista hacia los jugadores. Me fijé en uno particularmente. Marcos Guillermo Díaz. Ese hombre irradia felicidad, y eso me pone muy contenta a mí.
A él lo conocía hace mucho, en un momento su esposa fue mi amiga, hasta que tuvo celos, según ella me gustaba Marcos. Me pareció estúpido su pensamiento. Si a mi me gustaba Marcos, era cosa mía, y ella con la confianza que le debe tener a su pareja, sabría que él no la engañaria. Pero bueno, cada pareja es un mundo. De todas formas seguí hablando con Marcos por un tiempo. Ahora ya hace unos dos meses que no tenemos comunicación alguna.
Mientras esperaba que terminen, puse atención a mi celular, subí un boomerang a Instagram donde mostraba el lugar. Alguien contesto mi historia, y quién más si no que mi hermosa amiga.
"Mira los bombones que tenes ahí que podes cogerte, y preferís a el sapo viejo. Éste es el verdadero A M I G A, DATE CUENTA"
Reí por las ocurrencias de mi amiga. Era una loca. Si ella estuviera en mi lugar, en su vida se le hubiera ocurrido ponerse en pareja con Gus.
El entrenamiento había finalizado, Gustavo se encontraba hablando con su ayudante y otras personas del cuerpo técnico. Al quedarme observándolo mis pensamientos sobre nuestra relación florecían, a veces creía qué Clara tenía un poco de razón. Lo que más me preocupaba de todo esto no era la edad, ni la plata ni nada relacionado a lo físico o material. Mi única preocupación era qué si seguía con Alfaro nunca iba a tener hijos, lo cuál me frustraba, ya que era algo que me encantaría.
Los jugadores y el CT ya se habían retirado a los vestuarios hacía al rededor de unos 30 minutos. Tenía pensado esperar a que salgan, ya que no podía pisar el campo de juego.
Con tranquilidad me dirigí a el estacionamiento.
Todavía no salían. Me apoyé en mí auto dispuesta a esperar.
En un momento sentí una mirada sobre mí, por lo que mire el estacionamiento hasta visualizar a la persona dueña de ésta.
Cuando lo hice, le sonreí, sólo eso bastó para que acerque a mi.
- Hola - saludó - ¿Todo bien?
- Hola -sonreí- todo bien por suerte, ¿vos?
- Cansado pero bien - sonrió - ¿Esperas a alguien?, eh perdón, re metido, pero capaz podía ayudarte - pasó una mano por su nuca
- No pasa nada - lo tranquilice - Si, espero a Gustavo... Alfaro
- Ahh bueno, no te saco más tiempo
- No pasa nada
Después de eso sonrió y se dirigió a, supongo, su auto, pero tras unos pasos, giro y se acercó nuevamente.
- Soy un tonto, disculpame, soy ...
- Se perfecto quién sos, todo un crack - ambos reímos y susurro un "gracias"- un gusto, soy Paula Pietro
- Bueno Pau, el gusto es mío, espero volver a verte
- Igual
Después de eso, retomó su antiguo camino y tras unos segundos se marchó.
Era bastante lindo, no lo iba a negar...

Clandestino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora