Cap.7 (Decepción)

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-¿Cómo se llama?-me salió de repente preguntarla. Necesitaba que dejara de mirarme de aquell manera. 

-Aun no le he puesto nombre, estaba esperando a que tú me ayudaras.

En ese momento, mire al cachorro, lo cogí de nuevo y empecé a decir nombre que salían de mi boca.

-¿Cuál ha sido el último que has dicho?-salto de repente ella. 

-Odie, es el nombre del perro que sale en Garfield.

-Creo que ese le pega. ¿Qué te parece si lo llamamos así?

-Como tú quieras Raquel, es tuyo.

Ella se acerco al el cachorro y con voz de bebe le dijo:

-Que te parece coleguita tu nuevo nombre. 

¿Dios podía ser mas adorable? Respuesta no.

Se sirvió una copa de vino mientras yo dejaba el skate de donde lo había cogido. A lo lejos podía escuchar su suave voz como me preguntaba si había decidido lo de la residencia.

-Aun no lo tengo demasiado claro.

A ella se le cambio la mirada por completo cuando dije aquello.

-¿No tendrá nada que ver con el beso que nos dimos no?

No sabía que decirle, porque no sabía si eso estaba influyendo en la decisión. No me dejo responder.

-Tenemos que hablar sobre aquello.

-Prefiero no tener que hacerlo-le dije bastante seria para lo que yo suelo ser.

-Algún día lo tendremos que hablar, porque no podemos hacer como si no hubiese pasado nada, porque si paso.

Dios podía dejarlo pasar. No me apetecía nada hablar de ello, no se muy bien porque pero sabía que no sería buena idea hablarlo. Que seguramente acabaría rayandome. 

 Me levanté de donde me había sentado, cogí el móvil y dije que me tenía que ir porque había quedado con mi padre. Por una vez en la vida me venía muy bien haber quedado con mi padre. Le espere en el portal ya que él iba a venir a buscarme en su coche. Solo esperaba que el asiento del copiloto no estuviera ocupado. Llego con su todoterreno y gracias a dios el asiento del copiloto estaba vacío. Mientras nos alejábamos del portal vi como Raquel se asomó a la terraza y seguía con la cabeza el coche en el que me encontraba.

-Creía que estabas en la residencia de la universidad.-me pregunto mi padre haciendo que volviera a la realidad. 

-Si estoy, pero me he quedado a dormir en casa de una amiga y compañera de clase.

El viaje hasta una pequeña cafetería que según él me gustaría, se me hizo bastante largo. Mientras llegábamos no sabíamos de qué hablar, el ambienté era bastante tenso. Mi padre no paraba de hacerme preguntas para que el coche no se qué quedara en silencio. 

Llegamos a la cafetería que estaba en la calle de Enrique Granados. Me di cuenta que eso estaba demasiado lejos del centro así que le pregunte:

-¿No había una más cerca del centro?

-Si pero...

Ese suspense que había dejado después de haber empezado a hablar no me gustaba nada, me esperaba lo peor. En ese momento no se me paso por la cabeza que dentro de la cafetería trabajaría Sonia, su nueva pareja. Esa mujer me caía súper mal, quería ser como mi segunda madre y  siempre le echaba en cara que madre solo hay una y que gracias a dios la mía estaba viva y más feliz que nunca.

Entramos en la cafetería y  aún no me había dado cuenta de quien trabaja allí. Empezamos a pedir, y cuando la camarera nos traía el café y el batido de vainilla, levante la cara para darle las gracias y la vi. Me estaba mirando y no paraba de sonreírme. Note como se me tensaban los músculos de la cara. Me levante de la mesa, mire a mi padre que estaba mirando con cara de no saber qué hacer y le dije:

-Gracias por intentarlo, hasta pronto.

Saque el móvil del bolso y marque el número de Raquel. Mi padre salió corriendo detrás de mí gritándome, yo solo podía seguir andado sin mirar atrás.

-Laura espera por favor. Necesito explicarme.

-No tienes nada que explicar, te iba a dar una oportunidad y solo te pedí que ella no estuviera.

Ella de repente apareció detrás de mi padre con otro semblante al que había puesto al principio. La mire y mientras la miraba le grite a mi padre:

-¡No la quiero y nunca pertenecerá a mi familia!

Seguí mi camino intentado que Raquel cogiera el móvil. Mire de reojo para ver que estaba pasando con mi padre y vi como abrazaba a Sonia porque ella estaba llorando. Por fin Raquel me cogió el teléfono.

-Hola ¿Que pasa?

Yo con una voz que se tiene cuando una persona está a punto de romperse y llorar le dije:

-Necesito que vengas a la dirección que te he enviado, lo antes posible por favor.

-Por supuesto dame unos veinte minutos.

Me senté en un banco que había cerca de la cafetería para esperarla, mi padre seguía abrazando a Sonia. No sé por qué pero al ver a mi padre más preocupado por Sonia, y al ver que no tenía pensado venir a hablar con migo o siquiera a preguntarme que tal estaba, comprendí que nunca estaríamos bien como cuando era una niña pequeña.

Raquel apareció en su preciosa mota negra y paró delante del banco. Se quitó el casco y primero miro a mi padre como le abrazaba a ella. Después giro la cabeza y me vio a mi medio llorando. Se bajó de la moto y me abrazo. Sin decir nada me acerco el segundo casco que había traído. Se montó en la moto y espero a que yo estuviese preparada para hacer lo mismo. Me monte en la moto y volví a mirar a mi padre esperando a que hiciera algo pero solo me miro. Me puse el casco y nos fuimos. No sabía que había pasado pero mi padre aquella tarde me defraudo mucho.  

ELLAWhere stories live. Discover now