—Jungkook... entiéndelo.

—¡No puede estar solo! ¡Me necesita!

—No, Jungkook, sabes que no es así. Taehyung nunca ha necesitado de nadie. Depende de nosotros chico, él va a estar bien, te lo prometo.

En un ataúd, claro.

Ya no podía hacer nada y no había cosa que más fastidiara a Jeon Jungkook que no tener el control de su vida. Sabía que estando con su chico no frenaría su muerte, pero por lo menos morirá feliz. Y lo sabía.

—Entiendo lo que sientes, Tae pero no puedes-

—No... digas algo tan cliché como eso, porque no funciona. No entiendes ni si quiera la mitad de lo que se siente, Jeon. Te dije que te callaras.

Él estaba más delgado, ahora estaba triste por su culpa y enfadado también. La situación era incómoda y el doctor fue a parar en frente suya, extendiéndole una tableta con dos papeles enganchados a ella.

El doctor les conocía, sabía la especie de relación que tenían y esa era una de las razones por las que fue a buscar a su paciente a la habitación del chico cuando no le vio en la suya.

—Hazlo ya.—Presionó él sin voltearse ni un solo poco.—Yo estoy siendo el egoísta aquí. Sé que mueres por dejar de sentir el olor a guantes y oír máquinas todo el día. Lárgate.

"Lárgate"

Afuera hacia calor y él sabía que a Taehyung le gustaba sentir el sol que no entraba por su ventana, así que salía. Se sentía un poco culpable porque por su culpa él no estaba afuera sentado en la banca de siempre, sintiendo el sol. A veces solía cerrar los ojos mientras pequeñas sonrisas se escapaban de sus labios, a lo que él le veía disfrutar de algo tan simple como eso. Decía que le hacía sentirse "menos encerrado"

Le había escuchado, también lo miró, así como también sus ojos lo sintieron.

Su firma terminaba con una elegante "k" entre curvas delineadas. Y un mísero punto lo sacó de ahí. Taehyung sintió morir.

Caminó unas cuadras hasta su departamento, solo, porque nadie iría a buscarlo, y abrió con cuidado. Olía a viejo, como cuando entras a una casa pasada de años y la puerta llega a estar blanda de lo inútil que fue por un largo tiempo. Solo que su puerta aún servía, y el viejo piano permanecía en la sala, tal cual lo recordaba apenas irse de ahí.

Pensó en dormir, pero no tenía sueño. Pensó en comer, pero no tenía hambre.
Pensó en ordenar, pero no tenía ganas.

''—¿Tienes algún plan para después?

—Bailar con larvas, bajo tierra, mientras ellas me comen los ojos.—Jungkook frunció el ceño.—Tengo cáncer, ¿ya se lo había dicho? ''

Ahora que Jungkook lo recordaba, a Taehyung se le olvidaban muchas cosas. El cáncer le comía el cerebro pero nunca olvidó su cumpleaños.

''—No lo tome como un comentario pesimista. A mí parecer, todos somos personas tristes diciendo cosas tristes pero tratando de que suenen lo menos tristes posible, ¿me enredé?''

Y Taehyung era una persona triste. ¿Se supone que a una persona triste se le deja sola? Jungkook nunca vio al chico como si aprovechase cada segundo de su vida, porque más bien era muy negativo. Tenía asumido su fin y se encargaba de hacerle saber a todo el mundo que no le quedaba mucho tiempo y eso él lo veía como un entrenamiento. Preparaba a las personas.

''
—Dios...—Murmuré sin querer sacándome un auricular del oído.—Complejos de ninja...

—Shh...—Siseó.—¿Escucha?

•¡Las flores cantan, hyung!• ~ 再見 ~ kooktae•Where stories live. Discover now