• 7: Cuando dos más dos sean cinco •

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—Vete de aquí, Tomlinson.

—No puedo...necesito hablar contigo. —Dio unos cuantos pasos hacia mí, y retrocedí, hasta chocarme contra la pared.

—Pues yo no necesito hablar contigo, así que vete, por favor...—

—Hope...Perdóname, ¿sí? Todo tiene una explicación.

—Me importa una mierda tu explicación, sal ahora mismo de aquí. —Me acerqué a él, empezando a empujarlo hacía la puerta—Te perdonaré cuando dos más dos sean cinco. —Cerré la puerta del baño, y me apoyé contra ella. Mi respiración era agitada, y me odiaba por eso, Louis siempre tenía cierto poder sobre mí, y nunca podía detenerlo.

No podía no estar enfadada con él, cuando le había pedido que no me hiciera daño, y después de eso, empezó a tratarme mal, y estuve un jodido año viendo como se besaba con miles de chicas diferentes, delante de mí, sin importarle si me estaba lastimando o no.

Cuando logré calmarme, salí del baño, directa al camerino de los chicos. En cuanto entré, los vi a todos en silencio, sentados en el gran sofá. Liam se levantó, y se acercó a mí con la intención de hablarme, pero yo lo ignoré, caminando de prisa hacía donde tenía la ropa de los chicos, y el equipo para arreglarlos.

— ¿Quien es el primero? —Pregunté fríamente. Cogí el secador, y un peine, y esperé a que alguno se acercara.

Liam se aclaró la garganta, y se sentó. Empecé a peinarlo, y después le di la ropa que le había traído.

—El siguiente—Volví a decir fríamente, mientras cogía el peine. Zayn se sentó, regalándome una sonrisa, la cual no duró mucho, ya que yo estaba seria, no estaba para nada feliz, como para actuar como si no me hubieran traicionado.

Así estuve hasta llegar a Louis, él se sentó, pero no me miraba directamente, lo hacía a través del espejo. Yo evitaba mirarlo, pero cada vez que pasaba mi vista por el espejo y veía que me estaba mirando, las mariposas de mi estomago empezaban a revolotear, haciéndome estremecer. Mierda.

Cuando acabé, salí lo más deprisa que pude, tenía ganas de irme corriendo, pero sabía que no podía, tenía que quedarme hasta que acabaran.

Los chicos se dirigieron a donde estaba la chica que les haría la entrevista, y me puse tras el cristal, el cual agradecía que no me pudieran ver, ya que el cristal era oscuro.

La entrevista fue bien, un poco rara, ellos solían ser muy divertidos y siempre estaban con bromas. Pero esta vez estaban serios y respondían secamente, apenas reían y se miraban entre ellos.

—Y bueno, gracias One Direction por concedernos esta oportunidad de entrevistarlos.

—Antes de acabar, nos gustaría decir algo.

—Oh, por supuesto, adelante Liam.

—Bien, de parte de todos, queríamos pedir a Hopy, nuestra estilista, que nos perdone, que necesitamos que vuelva a sonreírnos, que sin su sonrisa, solo nos queda esto—Señaló hacia su cara y luego a la de los chicos, que estaban todas tristes. El fotógrafo les hizo una foto con esas caras para publicarlas con la entrevista, y todos se dirigieron hacía la sala, donde harían la sesión de fotos.

Como no se habían despeinado, sabía que ya no me necesitaban, así que salí de allí rápidamente, yéndome a casa.

Nada más entrar por la puerta, mi móvil empezó a sonar sin cesar. No quería hablar con nadie en ese momento, pero cuando vi que era Simon, no pude ignorarlo más.

—Hola Hope, quería comunicarte que mañana es el concierto de los chicos y necesito que a las cinco estés en la casa de ellos para que ya te vayas con los muchachos hacia el recinto donde será el concierto.

—Ah, está bien Simon, a las cinco estaré allí.

—Genial, hasta mañana, Hope.

—Hasta mañana—Genial, los tendría que volver a ver al día siguiente. Colgué algo cansada, y caminé hasta la cocina, donde estaba mi madre, necesitaba desconectar de todo, y sabía que ella me ayudaría en eso.

**

Cuando faltaban dos horas para tener que ir hacía la casa de los chicos, me di cuenta que otra vez no tenía ganas de ir, y verlos, cosa que me preocupaba. Siempre había amado mi trabajo con ellos, pero en ese momento, no me apetecía nada estar allí.

Después de pensar un rato, llamé a Simon, casi sin darme cuenta.

—Hola, Hope, ¿pasa algo? —Suspiré.

—Tengo...una duda...Si yo dejara de ser la estilista de los chicos, ¿tendrías a alguien ya para reemplazarme? —Cerré los ojos con fuerza.

— ¿Qué? ¿Quieres dejar de ser la estilista de los chicos? —En ese momento, escuché sonidos extraños, y murmuros. En cuando escuché un 'tranquilízate, Lou' con el tono de voz de Zayn, mi corazón empezó a latir demasiado deprisa, y colgué rápidamente.

En cuanto colgué, empezaron a llegarme mensajes, y llamadas de los chicos, y Simon.

Mierda, mierda, mierda.

Celos [Louis Tomlinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora