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..."¿QUÉ?" Fue lo que grité y corrí a mi habitación sin importar lo que piensen los invitados por mi comportamiento.

Cerré la puerta de un golpe y con la llave que tiré por la ventana antes de cerrarla y bajar las cortinas, apagué la lámpara de mi mesita al lado de mi cama. Y me tiré al piso.

Ya no podía soportar, justo cuando creía que comenzaría una nueva vida, entraría a la universidad, estudiaría arquitectura, conocería nuevas personas, le cambiaria la vida a mi madre con mi estudio; trabajaría para pagarle todo lo que hizo por mí. La convencería de dejar ése trabajo de niñera y la llevaría a recorrer el mundo. Quizás exageré.

Pero no podía dejarme sola en este mundo. No a mí. Ahora no tenía padre ni madre, era huérfana.

¿Qué pasaría conmigo? Me preguntaba aquella noche y terminé durmiendo el suelo, con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar.

El dolor que tenía era algo muy fuerte, no sé si todos podrían soportarlo, quería morir esa noche, quería estar con mi madre.

Pasé así durante una semana, sin comer, sin salir de mi habitación, sólo recibía a mi abuela para que dejará en una bandeja la comida que no tocaba, a excepción del vaso de agua que la acompañaba.

Supe que mi mejor amigo...

Nunca Estás Sola Where stories live. Discover now