Capítulo 5. Intención.

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Capítulo 5. Intención.

Unos días pasaron.

El Tiempo en su rigor sanó la tensión de los hechos.

Un oxígeno cargado de tranquilidad se respiraba en la casa. Algo mas liviano el ambiente, como un halo alegre que alumbraba las incomodidad de aquellas lúgubres horas.

Victoria recuperaba lenta pero certeramente la salud.

Su rostro se tornaba mas rozagante cada día. Al paso que sus fuerzas volvían , también la dicha crecía en todos.

Aun estaba hospitalizada y todos en la familia rotaban sus horarios para cuidarla. Incluso la madre de Alejandro , a quien Roni en lo personal detestaba, se hallaba firme como un soldado a la espera de su turno.

A veces aguardaba largas horas, compartiendo un café , o una caja de cigarros con Alejandro mientras hablaban.

Mas allá de la satisfacción de tener a su madre cerca en ese momento, lo que él mas apreciaba de ella era ese inapelable consentimiento materno hacia cualquier actitud que él pudiera tener.

Como le gustaba ser consentido por su madre. Como le satisfacía tener una cómplice que siempre le diera la razón, que siempre lo apoyara en su proceder.

Alejandro era un hombre, pero nunca había dejado de ser un niño malcriado.

Roni solo promediaba alguna palabra con esta. Era mucho el rencor que le guardaba por haber contribuido, según creía, a su infructífero matrimonio. Se limitaba a tratarla de lejos, por cortesía. Como se hace con los desconocidos.

-Esta rara tu señora-le dijo un día a Alejandro su madre, mientras se alistaba para pasar el día con Victoria.

-Solo esta cansada.

Pero sí era verdad. Alejandro la había estado observando esos cortos días.

Una sutil inquietud había despertado en ella, como una ola rompiendo que tapaba la tempestad.

-Debe ser porque volvió a escribir-continuó-hace tiempo no lo hacía. Últimamente esta muy comprometida con un nuevo trabajo. ¡Es bueno! Deberías leerlo.

-A-respondió a secas la mujer.

"Todo esta en orden" pensó Alejandro.

Así era. Victoria mejoraba. Su esposa y su madre se seguían odiando. El seguía atrayendo a las mujeres. ¡Si! Todo estaba bien. Por eso ahora retomaría él también la rutina.

Volvería a su trabajo, a sus llegadas tarde. A todo aquello que lo hacía ser quien era.

En casa, Roni ordenaba el desastre acumulado. Pilas de ropa se acumulaban en los rincones. Platos sucios esperaban en la pileta. Densas capas de polvo cubrían los estantes. Era como si un tsunami lo hubiera sacudido todo.

Ella magullaba algún insulto entre los dientes. No era la esposa devota a la limpieza que hubiera querido, como si había sido en cambio, su madre.

Mas bien de hecho, aunque no lo admitiera, Roni odiaba limpiar. Y a pesar de hacerlo a diario, al ver ahora ese montículo de infernal mugre, no podía dejar de sentirse frustrada e iracunda.

-Ufffffff...-resoplo , y se sentó en el piso para trapear el bajo mesada.

Se hizo uno de sus típicos rodetes, sujetado con el mismo cabello. La luz del sol que entraba destellaba en el sudor de su piel. Lucía tan hermosa. Bañada por ese resplandor, como una flor dorada cubierta de rocío.

ENCANTADOR DE ALMASWhere stories live. Discover now