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Caminaron en silencio las tres cuadras que estaban entre el parque y la casa de Minho. Los dos estaban bajo la lluvia sin hacer el más mínimo ruido. Cuando caían rayos o truenos, Felix se aferraba al brazo del mayor en busca de protección, cosa que le dió ternura, pero no debe ser así.

– Bueno, entra– Pararon enfrente de un departamento, ni grande ni pequeño, un poco lujoso quizás. Minho abrió la puerta y tomó la muñeca de Felix para entrarlo a la casa.

Felix estaba hipnotizado por el lugar. Apenas entras es todo blanco o negro, en algunas partes gris. Había una lujosa escalera de madera que llevaba a quién sabe donde, habían dos enormes puertas a sus costados que llevaban a la sala de estar y el otro a la cocina y comedor, al lado de la escalera había un pasillo que llevaba a una puerta corrediza que de seguro los dirigía al patio trasero.

Lee Felix era hijo de un empresario y una abogada, ambos estrictos. Su casa era mil veces más grande que la de Minho, aunque esta ya era bastante amplia, y le gustó el toque hogareño de las decoraciones, tanto cuadros con fotos hasta canastas de flores.

– Felix, vas a enfermarte si no te cambias la ropa– Minho habló con un tono tranquilo pero preocupado, no quería que el australiano se enferme.– Ponte esto en mi habitación, está arriba en la segunda puerta a la izquierda– Le tendió ropa y al ver que Felix no entendía le agarró la mano para llevarlo hasta su habitación, subiendo tranquilamente las escaleras.

El menor se quedó quieto en medio de la habitación notando que no había demasiada decoración aunque el espacio sea muy extenso. Habían dos muebles con cajones de color negro, un armario que ocupaba media pared, una cama matrimonial con frazadas blancas y negras y dos mesas de luz al costado de esta.

– Me preocupas, ¿acaso no hablas ni tampoco te mueves?– Minho le tocó el hombro al menor, quién pegó un pequeño salto por el susto– ¿Respiras?

– Sí, lo siento– El coreano de Felix no era muy bueno, pero era aceptable.– Me cuesta el idioma, y nunca tuve amigos. Llegue de Australia hace una semana.

– Bien, pequeño australiano con pecas, vístete y ve a la cocina, voy a darte algo para comer.– Se dió vuelta para salir de la habitación, pero cuando tomo el pomo de la puerta Felix apoyó la suya con la de Minho.

– Gracias, Lee Minho– Sonrió suavemente y se dió vuelta para vertirse, mientras el mayor sonrió para sí mismo pensando en que Felix era un poco lindo.

Rain [MinLix] Where stories live. Discover now