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Capítulo 9: Akira está enferma y mi primera noche sin Akira.

Akira ha estado enfermita, últimamente ha estado mal del estómago, no quiere comer, bebe agua muy poco y orina también muy poco, he estado muy preocupada por ella; pero hemos ido al veterinario y todos sus exámenes salen bien, y dicen que solo es un virus, nada más.

No me convence la idea que «solo sea un virus» está así desde hace cinco días, claro puede durar más;  sin embargo, aún así es extraño. Tiene que alimentar a Lucy y Mou y por lo tanto muy poco lo hace.

—Akira, mi niña come mira como Lucy y Mou comen y mucho... —le insistí un poco más con el tazón y ella olía sin interés.

—Toma come un poco —gracias a Dios comió un poco de su taza pero nada más—, ¡Lucy, no! —me dirijo hacia la cachorrita la cuál le come la comida a Mou—. Ésta es la tuya ¡aquí! 

 »Mou y tu aquí —señalo los tazones de cada quién.

Hace ya un par de meses que tengo a Lucy y Mou; pero están aquí temporalmente les estoy consiguiendo un hogar para que los adopten.

Aunque con mucha certeza no sé quién los pueda adoptar ¡Lucy es traviesa! Se come la comida de Mou y de Akira, solo comer y dormir hace; pero es un amor de perrita es muy cariñosa, juguetona y desastrosa... 

Bueno ya se sabe de quién lo heredó. 

Mou por su parte es súper tranquilo, duerme MUCHO pero también es un amor. Es totalmente diferente a Lucy, es tranquilo, juega muy poco y es un poco amargón ya que Lucy y yo le damos mucho amor y por su parte solo hace gruñidos para que lo soltemos pero aun así también lo quiero muchísimo.

Akira no quería comer, Lucy comía de más y Mou dormía de más.



Transcurren los días.



Akira sigue igual, creo que hasta peor... No come, no bebe agua tampoco. Me he dado cuenta que tiene mucha urgencia de hacer necesidades; pero no logro entender porque si ella no se alimenta bien entonces  se ha deshidratado mucho pero sigue sin querer beber agua.

La lleve al veterinario y la dejaron hospitalizada por veinticuatro horas inyectándole sueros y todo los tratamientos adecuados a ver que sucedía. No podía o mejor dicho no quería regresarme a casa sin ella; pero por órdenes del doctor me regrese a casa a atender a Lucy y Mou.

Con mucha insistencia por parte de la asistente fue que regresé de nuevo pero no quería porque es que estaba muy preocupada por ella y sentía como poco a poco se me iba haciendo más pequeño el corazón. La vista en varias oportunidades me falló convirtiéndose totalmente nublada.

Llega la noche y he estado llama y llama al doctor para saber de Akira y gracias a Dios se está recuperando muy bien, esperamos y siga respondiendo así. Estoy ya más relajada y tranquila al saber esa noticia, muchos me dirán ¡Exageras mucho dramática! Pero el cariño que uno le puede tener a las mascotas... Es de verdad un sentimiento muy agradable y la preocupación de el no poder saber nada desespera mucho.

Llega la noche llena de tranquilidad, preocupación, emoción y muchas cosas más se revolotean en mi interior; pero ya todo está bien Akira está respondiendo bien al tratamiento y al suero que le indicaron lo cual me alegra mucho. Sabiendo esto puedo dormir tranquila.



(...)



Me es imposible no dar vueltas en la cama preocupada por Akira, ¿Por qué enfermó? ¿Qué fue el causante de su supuesto «virus»? ¿Habrá comido algo a mis escondidas y por eso enfermó? No lo sé, pueden ser mucho los factores que influyan. 

Pero lo que más me preocupa ¿Y sí empeora?

No quiero imaginarme a Akira desesperada porque no sabe que le sucede, además cuando enfermas no es nada cómodo.

Tengo que tener mente positiva, lo sé, sé que mi bebé se recuperará y pronto volverá a correr y a descargar energías como la primera vez. No me arrepiento para nada haber seguido su ladrido, no me arrepiento en lo absoluto. Me encanta ser recibida todas las mañanas con aquel amor y paciencia todos los días.

Llego de trabajar y con la felicidad alta de ser recibida por Akira, sólo hace que mi corazón bombee felicidad y mucha alegría.

Sin duda mucha alegría, ella me hace sentir muchas cosas lindas a le vez.

La primera vez que estuvo junto a mí, me negué a tenerla conmigo, no me podía encariñar con ella; sin embargo fue imposible, cada día que la miraba a los ojos y comenzaba a menear su colita peluda supe que me sería muy difícil aquello.

Y no me equivoqué.

Ahora en una cama en plena madrugada pensando en mi princesa solo ruego porque se encuentre bien.

Una luz en el techo me saca de cavilaciones. Es una llamada.

¿Sí?

—Eh... Hola Marlene, es el doctor Montero, disculpa la hora.

—Ah, hola doctor dígame, ¿Qué necesita? Reflejé naturaleza en mis palabras; pero en mi interior no me sentía bien, de naturaleza no tenía nada, estaba muy muy nerviosa y con el corazón en la garganta.

La llamada comienza a espantarme y el silencio por el doctor solo hace que mi corazón se acelere.

Pues... Necesito que vengas de emergencia a la clínica.

No escuche nada más, sólo sé que las palabras del doctor retumbaron unas cien veces  más en mi cabeza.

Como pude, colgué la llamada y me aliste para ir. ¡Mi bebé tiene que estar bien!

¿Qué sucedió?

«Necesito que vengas de emergencia a la clínica».

Mi Compañera y Yo. © [Completa]Onde histórias criam vida. Descubra agora