marry now

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¿Qué podía ser mejor que casarte con el amor de tu vida?

Honestamente ni todo el dinero del mundo compararía aunque sea un poquito de la maravilla de tener a la persona que más amas a tu lado por el resto de sus vidas... para amarse por siempre.

Ellos estaban completos, tenían simplemente todo, una familia encantadora y un trabajo estable. Eran de esas personas que si bien, pasaban por algunos problemas, los superaban tan rápido como sucedían... y esa era la magia, esa era la magia del amor.

Habían pasado por malos ratos, sí, pero el amor seguía, y eso hacía que ambos juntos, salieran adelante. 

La habitación de aquél hotel que acababan de rentar, estaba en total silencio, solo las miradas conectadas de ambos comprometidos podían entenderse como si hablaran, y todas las palabras fantasmas decían te amo

Sí, estaban por casarse, y admitían que estaban nerviosos, pero más que nada emocionados, y no se podía juzgar... estaban por unir sus almas para jurarse por siempre un amor incondicional, frente a una iglesia, con un padre diciendo que podían besarse por que ya estaban casados, jurando por Dios...

Todo tan cliché.

Por fin uno de ellos decidió hablar, y podría decirse que lo que dijo, no fue lo más pensado del mundo, sin embargo, marcaría el inicio de una gran anécdota.

-¿Y si me besas?.- Un lindo hoyuelo en la mejilla del chico se hizo ver, y el sonrojo tampoco se hizo esperar, estaba tan cerca de sus labios, que los susurros fueron lo más correcto en ese momento.

El nipón negó con la cabeza, soltando una pequeña risita.

-No será tan fácil.- Habló mordiéndose el labio inferior, y Miguel sonrió en grande, formando luego de unos segundos un puchero.

Estaba acariciando su nariz con la del pelinegro, y sus ojitos estaban cerrados.

-¿Y qué debo hacer, uh?

-Dame tres razones para besarte.- Soltó sin más, observando sus labios mientras el chico no lo percibía. 

El menor sonrió dulcemente y acarició su cuello.

-B-bueno... la primera es por que besas demasiado bien.- Se sonrojó y tomó aire.- La segunda por que hace tiempo no nos besamos, no iba a besarte frente a Dashi, me daba cosita.- Rió y se acercó aún más.- Y tercera... Uhm, no hay tercera.- Balbuceó.

-Mmm, no, no me convence.- Negó haciendo una mueca, esperando que su novio le diera buenas razones.

Suspiró un poquito nervioso ante la cercanía y pensar que no podía ocultar su sonrojo con un beso.

-Quiero besarte por que amo descubrir sentimientos nuevos en mí cada que siento tus labios simplemente por que cuando te beso hay magia.- Balbuceó, eso había salido sin pensar.- N-no tengo r-razones...

Entonces Hamada, tomó sus mejillas y plantó sus labios en los de él, olvidándose de todo lo que pasaba a su alrededor. Simplemente estaban ellos, sus corazones, bailando al mismo ritmo.

El moreno se sostuvo de sus hombros, y simplemente siguió su beso de manera lenta, acariciando cada parte de su cuello, sintiendo una revolución dentro de su estómago. 

-Peque.- Su voz agitada muy apenas se escuchó, al separarse con lentitud y mirarlo a los ojos. Iba a proponerle algo, algo que podía sonar loco.

-¿Sí?.- Habló sobre su rostro, mirándolo fijamente y sonrojándose poquito.

One Shots - Higuel. [Editando]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ