Luces de colores

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Luces de colores

 

-Tú que vas allá arriba, ¿Alcanzas a verlas?-.

-No veo nada…-.

-Fíjate bien, Luhan-.

-No se puede ver nada…-.

Sehun suspiró, pero siguió caminando. Paso con paso, el peso de un cuerpo extra en su espalda le provocaba dejarse de caer de rodillas, pero no podía, simplemente no debía detenerse ahora. Un presentimiento le repetía que estaban cerca, lo podía sentir. Pronto podrían ver las luces de mil colores de las que le habían hablado.

-¿Estás seguro? Presta atención Luhan, tienes que avisarme cuando alcances a verlas-.

-No hay nada…-.

-Ya estamos cerca, no te duermas Luhan, tienes que avisarme-.

Podía oler la tierra ya seca manchando su rostro, debajo de su nariz y en sus mejillas. Pequeñas plantas que lograban escabullirse dentro de sus pantalones raspaban sus piernas, y algunas rocas atoradas dentro de lo que quedaba de sus zapatos abrían pequeñas heridas en la planta de sus pies. Frías gotas de sudor surcaron desde su cuello hasta su pecho pegando la camisa contra piel requemada. Encima un cuerpo un tanto más ligero que el suyo dejaba caer todo su peso sobre su espalda y hombros, con piernas delgadas aferrándose de su cadera y brazos cruzados alrededor de su cuello.

-¿Estás despierto Luhan? Luhan, no puedes dormir, tienes que buscar las luces de colores-.

¿Eran esas las luces que buscaba? No, no eran esas. Éstas aparecían cada vez que sus párpados amenazaban con caer y sus pasos lo hacían tambalearse un poco a la izquierda, luego a la derecha, haciéndolo todo más difícil. Sabía que cuando lograra verlas no sería capaz de dudar como ahora.

-¿Luhan?-.

Maldijo entre dientes. Maldijo el día en que nacieron aquellos bastardos, el día en que pensaron que eso estaba bien, que hacer esa clase de cosas estaba bien. ¿Por qué Luhan no se defendió? ¿Por qué se alejó de él y decidió juntarse con las personas equivocadas? Se lo había advertido, y Luhan no había escuchado. Le había dicho que saldría lastimado, que él no estaba hecho para hacer cosas como esas, que debía cuidarse, pero no lo hizo. Ahora tenía que matarse cargando su débil cuerpo por horas y horas. Si tan sólo le hubiera hecho caso.

El Sol ya había comenzado a ocultarse desde hace Dios sabe que tanto tiempo. Un par de labios temblaron en su cuello. Fríos. Y aunque no podía voltear a ver, estaba seguro de que también se habían vuelto morados.

-No duermas Luhan… No debes dormir, yo también estoy cansado…-.

Desde que tuvo oportunidad, él había cuidado de Luhan. Pero no podía estar con él todo el tiempo y al final tendría que lidiar con cualquier problema en el que el inquieto chico se hubiera metido. Pero al fin y al cabo lo hacía, porque siempre estaría ahí para Luhan ¿No? Siempre debería estar ahí, hasta el mismo final.

-Hiciste mal Luhan, tú lo sabes. Esto es tu culpa, estamos así ahora sólo porque tú quisiste que esto pasara-.

Luces de colores [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora