Día dos.

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Colarse en un evento.

Aníbal se mezcló con la noche para hacerse pasar desapercibido entre la gente. Bajo la ropa oscura y la piel bronceada, su frecuencia cardíaca aumentaba y la respiración se aceleraba a causa de la adrenalina. Mirada baja, hombros tensos, mente concentrada en no dar un paso en falso que arruinaría todo.

Soltó un gran suspiro al estar dentro, alejándose de cualquiera que pudiera identificarlo como un intruso. Observó a su alrededor: no era un evento demasiado grande. Los presentes se encontraban allí por diferentes razones, bien por genuino interés en el evento o por genuino interés en la persona que les acompañaba.

¿Y él?

Ah, él solo estaba ahí por la comida.

Monstruos sin cadenas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora