Capítulo 2

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Fue intensa esa semana. Logré inscribir mi diseño en la pasarela (no sin antes rogar mucho). Se acercaban las vacaciones de primavera, los maestros estaban muy exigentes. En mi salón, había 20 alumnos. Sólo me llevaba bien con 2. Mindy y Ruth. Mindy era de estilo rocker, vestía en su mayoría de negro, le encantaban los estoperoles y el cuero. Era súper divertida! Un día hizo un traje de caballero para ella, se pinto bigote y todo. Como nos reímos cuando dijo que invitaría a cenar a la maestra Emma, la maestra más vieja y amargada de la universidad. Ruth, era más del estilo minimalista, serio, soñaba con vestir a las firmas más grandes de abogados. Mindy le decía, que más bien quería vestir a la gente que iba a funerarias, ¡dentro y fuera del ataud! Pero, que qué se debería esperar de una persona que tenía por nombre Ruth.

Fuera de Ruth y Mindy, la mayoría de mis compañeras, eran taaan "Alicias", esas chicas ricas, que sus padres pagan la colegiatura a tiempo y que piensan en vestir a la clase social más alta. Eran todas iguales, bronceadas con el cabello teñido, parecían más la modelo que la diseñadora. Nos miraban como si fuéramos bichos raros. Sólo me habló una de ellas, para preguntar ¿Dónde había conseguido mis zapatos? Me dijo que parecían de una tienda de beneficencia, hizo una mueca de asco cuando le dije que de hecho, así había sido. Jamás me volvió dirigir la palabra.

Eramos en total 21 estudiantes, había 4 hombres, todos gays, ellos sí nos hablaban, pero por cortesía. Tenía la impresión de que pensaban, que de todos, sólo ellos la armarían en grande. Que sólo eramos unas guasas en las grandes ligas.

Pero Ruth, Mindy y yo, habíamos formado un equipo en contra de los estereotipos, nos ayudabamos y en el fondo veíamos un sueño. Ninguna de las tres, eramos millonarias, ni parecíamos de revista. Ellas dos, habían llegado a la escuela por méritos propios, yo había llegado en parte por mí, en parte por Will.

                                 .....

Por la tarde, pensaba encontrarme con Treena. La encontré metida en la banca de siempre, con la nariz metida en un libro enorme.

Charlamos un poco, le conté mis últimos días y se escuchaban sonidos de afirmación u hooms, sin mucha convicción. Por lo que supuse que me estaba ignorando. Así que, preferí ir al grano y no quitarle más su tiempo.

— Tree.... He estado soñando mucho a Will...
—Mmmmmhhh, ajaaa.
—Inclusive, he traído muy presente el día en que fuí a casa de la señora Traynor...
—mmmm.... Ok, ok....
—Te acompañaré este fin de semana a  casa... Quizá dé una vuelta por el castillo, quién sabe... Hasta podría visitar Granta House, es decir si la señora y el señor Traynor, están de acuerdo.
—¿Qué? Lou... Por Dios! Te has vuelto loca?
—Muy probablemente. Pero, todos estamos locos de alguna manera. No?
—No Lou, no puedes llegar a Granta House, así como así... Además, tienes el proyecto. Y de verdad quieres ir a dormir al trastero?
—Qué pasa Treena, actúas como si no quisieras que fuera.
—Claro que no! Es que es muy repentino.. Además que... En realidad... Bueno, yo... O sea, yo pienso que vallas a casa. Pero lo de Granta House, lo olvides. No puedes llegar así ¿Has pensado que quizá la señora Traynor no quiere verte? Es decir, puedes recordarle a Will... A nadie nos gusta recordar lo que nos daña.
—Quizá tengas razón—aunque a mí me encanta, pensé —Está bien. No visitaré el castillo.

                      .......................

Estar en casa era algo doloroso. Todo me recordaba a Will. Había temporadas que estaba muy bien, que reía en la universidad, que soñar con el ruido de una silla de ruedas, causaba cierto gusto en mis adentros.
Y también, están esas otras temporadas... Las que me duelen tan profundo, que vivir es casi impensable. Sé que se lo debo a él, pero simplemente, es jodidamente imposible. A veces me pregunto, si podré amar a alguien más, como lo amé a él. Y abrazo su recuerdo y enjuago mis lágrimas. Salgo lista a vivir. Esa maldita presión de vivir.

Ahora, que veo a mi madre por la cocina, a Thomas y a Tree en el comedor, el hueco que dejó el abuelo en el sillón. Creo que esta es una temporada de las malas.

—Te apetece una taza de té hija—moví la cabeza en negación.
—Sabes, de hecho, quizá, salga a dar un paseo.
—O Lou, no pensarás en ir al castillo, o sí? Ya dejamos en claro que podrías incomodar, no ser bien recibida. —? Dijo Treena.
Mi madre puso una cara de sorpresa con cierto espanto, supuse, que aún le enojaba el nombre de Camilla Traynor—Lou, por favor querida, no me gustaría que te lastimaras más.
—Mamá, Treena! Ya basta, sólo dije caminar. De verdad, no es mi intensión ir al castillo. —Tom me miró con ojos grandes, no me di cuenta que estaba gritando. —Perdón, pero en realidad es sólo eso, caminar. Ver las calles. Tengo un proyecto en la universidad, necesito inspirarme. Pero si a ustedes les preocupa tanto. Me quedaré, iré a recostarme un momento.

No sé si era que comenzaba a ampliar mis horizontes, pero de verdad, el trastero, ahora me parecía mucho más pequeño. Me recosté y escuché los rechinidos del colchón. Cerré mis ojos y comencé a llorar, otra vez.
Will, Will, Will...

Cuando abrí los ojos, ya se había oscurecido, escuchaba ruidos, risas, Thomas cantando una canción infantil, el teléfono sonando, la voz gruesa de papá tomando la llamada. Me dije a mi misma que no podía seguir así, que al menos tenía que intentar. Sí, Will ya no estaba, pero mi madre sí, mi padre sí, mi hermana y un hermoso sobrino. Pero sobretodo, estaba yo. Y al menos debía intentarlo.

Así, que me levanté, me puse los zapatos, me estiré y dí gracias a la vida, gracias por haberme permitido conocer a un ser maravilloso, que por seis meses me hizo suya y al hacerme suya, me dió el valor para ser mía.
—Gracias Will, gracias Will Traynor, gracias infinitas... Donde quiera que estés. Acaricié mi pequeña abejita y sonreí.

Bajé los escalones con una alegría en mi corazón, dispuesta a darme una nueva oportunidad, una oportunidad de vivir por mí y no porque él no vivía. Una oportunidad de vivir sin él.

Y entonces, en el último escalón escuché a papá, se escuchaba preocupado, hablaba bajo, casi a susurro... Pero lo escuché, lo escuché claramente...
  
"Si Will, no te preocupes. No dejaremos que se acerque al castillo."

yo antes de ti (segunda parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora