Virolín: Una gran historia

El encuentro

Virolín era un virolo, de ojos viscos pues, estrabismo para quien domine términos médicos, siempre había sido alguien especial, y entre los de su raza, denotaba capacidades más allá que las de cualquier virolo de la raza virolina, constituyendo de alguna manera, el virolo más prodigioso de todos los virolos, o eso creía.

Había nacido en un pueblito al sur de México, y desde joven aprendió a jugar muy bien al ajedrez, mostrando en el tablero sus virolas habilidades, y venciendo a varios de los jugadores veteranos que había cerca de su vecindario y después, de su pueblo.

Virolín era demasiado bueno para su edad, tanto que un viajero chileno no pudo ignorar sus habilidades tan precoces, así que le ofreció a virolín llevárselo y entrenarlo, Virolín, que quería extender sus horizontes ajedrecísticos y convertirse en un gran jugador, le dijo  a su familia virolina, quienes preocupados, primero pidieron hablar con el misterioso viajero.

La conversación duró algunas horas, y no sin algo de amargura, los padres de virolín aceptaron que su hijo viajase con el misterioso hombre (que bien podía ser algún secuestrador pero virolín a fuerza se quería ir a entrenar), y virolín se marchó de su pueblo, prometiendo, que algún día, su separación daría frutos.

No obstante, luego de pensar un rato, Virolín se empezó a cuestionar, si de verdad aquel hombre podría entrenarlo, pues de pronto se dió cuenta de que ese sujeto había llegado prácticamente de la nada, así que decidió preguntarle. 

- Señor ¿Por qué me ha escogido a mí, a dónde nos dirigimos?- a lo que el viejero contestó

 - Te convertirás en un grande muchacho, vamos a los Himalaya.

- ¿Y por qué a los Himalaya señor? - Preguntó  Virolín

- Allí, y sólo allí, podré enseñarte y revelarte los secretos del universo, y regalarte después la comprensión suprema del ajedrez, para que des al mundo una gran enseñanza - Respondió

Intrigado, Virolín le dijo - ¿Quién eres tú?, 

Y el viajero contestó - Mi nombre es Tsschessumare.