Umi no Mori

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Umi no mori, es un bosque al sur de la cuidad, que tal y como su nombre lo indica era una gran extensión de tierra sobre la cual se encontraban varios sino es que, hasta cientos de árboles, uno tras otro, no parecían tener fin dándole un aspecto tanto tenebroso como majestuoso.

Como es típico de estos lugares y más en una ciudad como Yokohama, había varias historias de personas que se adentraban al bosque y se perdían por varios días, historias de algunos otros que por valentía se aventuraban a entrar, no corriendo con tanta suerte ya que nunca se les volvía a ver. Los más viejos decían que el bosque estaba habitado por feroces yokai hambrientos de carne humana por lo que nadie especialmente los niños se acercaban al lugar.

En Yokohama solamente había dos organizaciones que verían aquellas historias como simples leyendas, (después de todo muchos otros grupos preferían prevenir que lamentar) esas organizaciones eran la Agencia Armada de Detectives y por supuesto la Port Mafia.

El desmentir aquellas leyendas no era el trabajo de ninguno de los dos bandos, aquello no podría importarles menos, entonces... ¿Qué hacían ambos grupos en la entrada del bosque viéndose como si en cualquier momento la sangre fuera a brotar?

Por el lado de la Agencia se encontraba el presidente Fukuzawa, Kunikida, Dazai, la Dra. Yosano, Kenji, los hermanos Tanizaki, Kyouka y Atsushi, esperen... ¿en dónde estaba Rampo?, simple, desde temprano había salido a jugar con su amigo Poe, el presidente dijo que no importaba más tarde le darían los detalles al detective, por ello habían ido sin él.

Por el lado de la Port Mafia se encontraba el líder Mori Ougai con la pequeña Elise, Koyo, Chuuya, Hirotsu, Kaji, Higuchi, Tachihara, Gin y Akutagawa.

-Es un hermoso día para un paseo, ¿no lo cree Fukuzawa-dono? - sonrió Mori Ougai.

-Perfecto para ver el caer de las hojas ¿no lo cree Mori-sensei?- respondió el líder de los detectives.

El silencio volvió a hacerse presente, ninguno de los dos lados había cambiado sus posiciones, ninguno estaba dispuesto a ceder, en especial sus líderes, después de todo no eran tontos, claramente sabían porque él otro se encontraba también en aquel lugar, internamente ambos se encontraban maldiciendo a su sensei.

-Nee ¿tú también vienes a ver al gatito, chico tigre?

-ehh- Atsushi estaba un poco sorprendido pues la pequeña Elise había pasado por entre la Agencia y la Mafia y ahora estaba sosteniendo sus manos mientras le hablaba con una sonrisa.

Todos estaban sorprendidos pues nunca habían visto de esa forma a la pequeña caprichosa su shock fue más fuerte cuando el albino se agacho a la altura de la rubia y comenzó a acariciar su cabeza.

-Lo siento, pero no sé a quién te refieres

- Moo yo que quería jugar con el gatito y el tigre- Elise hizo un puchero a lo que Atsushi no pudo evitar sonreír con ternura, provocando un poco los celos de Mori y Kyouka.

-En ese caso cuando termine con mi trabajo que te parece si vamos al parque a jugar Elise-chan.

- ¿Hablas en serio?-preguntó sumamente alegre

-Es una promesa- dijo mientras ambos juntaban sus meñiques.

Atsushi no podía evitarlo, sabía que la pequeña rubia era miembro de la Port Mafia estaba consciente de que en realidad esa jovencita era la habilidad del jefe de los mafiosos, sin embargo, algo dentro de él le impedía el no tratar con amabilidad y cariño a la niña que veía ante sus ojos, ¿era igual que con Kyouka? No, ciertamente a la pelinegra también la trataba con amabilidad y cariño, aunque él nunca tuvo una familia para él Kyouka era como una hermana pequeña (por supuesto no era el mismo cariño que se profesaban los Tanizaki), pero el caso de la rubia era diferente, no podía explicarlo lo único que sabía era que no podía tratarla de otra forma.

NomeolvidesWhere stories live. Discover now