"Regresar al arte"

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Mi tiempo estaba completamente saturado en todo momento del día, revisa esto, arregla aquello, mejora este platillo, atiende a este comensal, días flojos, días llenos, de todo pasaba en el restaurante, era algo emocionante porque no sabías que iba a suceder.

Un cierto día recibí un correo, acerca de una exposición de arte a la cual había acudido ya tres años atrás, aquella exposición se llevaba acabo en Nueva York y definitivamente era de mis favoritas y no podía perdérmela porque sería la última de uno de mis pintores favoritos.

Le comenté a Sebastián para que fuéramos juntos, pero el tenía que regresar a Francia por una nueva oferta de trabajo y fue cuando decidí pasar una semana en Nueva York ya que había tenido tanto trabajo en los últimos meses y necesitaba un tiempo a solas.

Las semanas pasaron y llegó el día de viajar Estados Unidos, era la segunda vez que iba a Nueva York, pero la primera vez que iba sola pues la vez pasada mi mamá me acompañó.

Nueva York siempre ha sido una cuidad llena de energía y con una vibra impresionantemente fuerte y contagiosa, es por eso que la amo.

La exposición iba a ser el día jueves de esa semana y yo llegué un lunes, decidí salir un poco, descansar, caminar por Central Park, Brooklyn, ese tipo de cosas.

El jueves llegó, me levanté ese día como cualquier otro, me metí a bañar, cepillé mi cabello, me maquillé un poco, salí a comprarme el vestido perfecto, desayuné en mi lugar favorito, antes de irme recuerdo que me miré en el espejo y noté el reflejo de una mujer diferente, una mujer que llevaba una vida tranquila sin mas preocupaciones, el reflejo de una mujer feliz.

Al salir del hotel, caminé unas cuantas cuadras hacia la galería de arte y mientras caminaba observaba la gente pasar, madres con sus hijos, familias, parejas jóvenes. Todo esto me ponía a pensar, daba vueltas en mi mente, el destino, lo que sentía por Sebastián, si eso nos llevaría a formar una familia, a formar una vida juntos y fue ahí cuando todo tomó sentido. Me senté en una banca y entendí porque Nicolás se había cruzado en mi vida, todo eso había pasado para que conociera a Sebastián, él me había guiado hacia Sebastián, me sentía agradecida, recuerdo que miré al cielo y le agradecí donde quiera que estuviera, sonreí muy efusivamente, seguí mi camino hacia la galería.

Era ya de noche, yo me encontraba en la exposición admirando las obras y al mismo tiempo recordé porque siempre me había encantado la forma en la que hacia arte.

El momento que viví y que a continuación les contaré, siento que no merece otro nombre mas que: milagro.

Estaba observando uno de los cuadros, las luces del lugar no eran tan potentes recuerdo que eran algo tenues para ser de una galería de arte, pero ese era el estilo del pintor, él le daba cierto drama.

Al observar una pintura repentinamente volteé a mi lado izquierdo, fue como volver al pasado y regresar al presente en milésimas de segundo, Nicolás estaba a un lado mío.

Me dije a mí misma que esto no podía estarme pasando otra vez, pero él estaba ahí de nuevo viendo el cuadro, Nicolás era alguien que había dejado en el pasado, y no permitiría que su espíritu me perturbara de nuevo.

Me petrifiqué al verlo, esta vez las cosas fueron distintas, pues Nicolás volteó a verme, no podía ni respirar, mi pulso cardíaco estaba matándome, Nicolás y yo nos quedamos viendo y fue un momento eterno.

No sabía qué decir o hacer, él estaba vivo, Nicolás estaba vivo.

Verlo frente a mí por primera vez, con sus grandes ojos azules, fue como ver la vida misma por primera vez. Él me habló, su voz era como siempre la había esperado, todas esas veces que lo veía en Louvre esperaba que él me hablara.

"Almas perdidas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora