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sus manos le temblaban, quería besar a toda costa sus labios. cruzó a la vereda de aquella casa, donde tenía miles de recuerdos, y toco el timbre. abrió su ex suegra, preocupada, por el estado de la flaca, por su cara destruida, como su corazón. Joaquín era la única cura, pero no estaba allí. ella lo buscó por la casa de dam, por la de indra, el estudio, y se gastó bastante plata en uber para no encontrarlo por ningún lado. solo quedaba un lugar, el más especial, donde todo comenzó. una emoción brotó por el cuerpo desnutrido de belu, y una sonrisa apareció, luego de tanto tiempo. iban a arreglar las cosas, donde todo comenzó; la plaza rivadavia.

no quedaba tan lejos de ahi, cada paso que ella hacía, le palpitaba más el corazón. llegando a la plaza, dando la vuelta en la esquina, lo veía a él, con su buzo rojo, negro y blanco que no se sacaba nunca. con unas ojeras tremendas pero una sonrisa increíble. ¿cómo podía sonreír sin su wacha? Bélgica no lo entendía, hasta que siguió caminando y lo vió besándose con su propia ex mejor amiga; morena. sin embargo, se lo veía bastante feliz. no les miento, cuando digo, de que Bélgica sonrió, a pesar de todo, mientras se le caía una lágrima. estaba rota, cualquier persona con dos dedos de frente podría notarlo.

volvió a su casa, corriendo, cerrando la puerta de su pieza con llave. sacó un papel, y una lapicera. lo pensó, lo pensó una hora reloj, viendo su cuadro con su foto y su margarita de aquél día.

se decidió, llorando, pero lo hizo. lo escribió, y dejo en el su dolor marcado, con sus lagrimas que difuminaban su letra. cerró el papel y lo puso en una bolsa junto a su margarita. sin responder los gritos de su familia preguntando a dónde va. volvió a ver a su suegra. le preguntó si estaba su hijo y esta negó. a belu se le escapó otra lágrima. subió y dejo la carta arriba de su cama, desordenada como siempre. se paró a ver las fotos; estaban medio rotas, como su alma. Joaquín debió haber tenido un ataque, y las lastimó, como los dos lo hicieron a su hermosa relación. se despidió de la mamá, abrazándola y pidiéndole perdón. la señora no había entendido, pero iba a matar a su hijo por dejarla así.

inconsciente ; seven kayne Donde viven las historias. Descúbrelo ahora