Oyó los susurros mal contenidos en su oreja mientras su cuerpo se ablandaba a sus atenciones. Se mordió los labios un poco inflamados por los besos en un intento por acallar aquellos sonidos indecentes que querían abandonar su garganta, sin conseguirlo. Luo redoblaba la apuesta aumentando la intensidad, encendiéndolo cada vez más. Pronto, Shen Qingqiu se descubrió con una mano sobre la de Luo Binghe, marcándole el ritmo mientras el calor y la respiración irregular del otro sobre su oído y su cuello lo incitaban aún más. Comenzó a contorsionarse bajo su figura, sin aire y casi, casi pidiendo piedad.

Hasta que sintió aquella sensación molesta y extraña, alertándolo nuevamente. Abrió los ojos, desorientado y ofuscado por la interrupción; intentó empujar a Luo Binghe pero le fue imposible. Se maldijo una y mil veces; sabía bien que aquello no iba a terminar bien, específicamente para él. El ritmo de la mano ajena se volvió irregular por sus movimientos de resistencia, y Shen Qingqiu sintió en mayor grado la presencia de aquella pequeña no tan pequeña intromisión en su cuerpo. Luo Binghe se había aprovechado de su enajenación mental y le había introducido un dedo, nada más y nada menos.

—Quítate...

—¿Molesta mucho, Shizun?.- su voz seguía conteniendo ese dejo de salvajismo que asustaba un poco a Shen Qingqiu, aunque no le desagradaba.- Déjame arreglar eso.


Sintió aquel dedo invasor hundiéndose más y más, moviéndose en su interior. Entrando y saliendo. Obviamente, no podía coordinar aquel movimiento con el de su otra mano, y pese a que la idea no terminaba de convencerlo, Shen Qingqiu lo ayudó en un acto de bondad a recuperar el ritmo. Y pese a que no quería admitirlo, aquello comenzaba a gustarle. La incomodidad pronto dejó paso a una sensación agradable que poco a poco comenzó a exaltarlo nuevamente.

No pudo evitar que un gemido fuerte y lastimero saliera de su boca al sentir un segundo dedo introducirse en él. Se aferró a los hombros de Luo Binghe mientras ocultaba el rostro en el hueco de su hombro, suspirando y entregándose a su discípulo.

—Quiero ser el único que provoque esos suspiros en Shizun.- lamió su oreja al tiempo que hundía sus dedos profundamente en su interior. Sólo pudo regalarle más de aquellos ruidos vergonzosos, deleitándolo.- ¿Soy el único, Shizun?

—Tan inoportuno...e insolente...


Los movimientos se volvieron más enérgicos, impetuosos. Se estremeció producto del placer que le provocaba mientras Luo abandonaba su miembro y separaba más sus piernas, dejándolo completamente expuesto a su merced. De la nada, retiró los dedos y lo miró con un aire de contención que Shen Qingqiu sabía iba a perder en cualquier momento. El rubor cubrió completamente su rostro cuando vio a Luo Binghe lamiendo sus dedos índice, medio y anular como si se tratasen de comida; los introdujo en su boca, los sacó, volvió a pasarles la lengua lentamente, todo bajo la atenta y enturbiada mirada de su maestro. Su mano finalmente abandonó su lengua y se deslizó entre sus ropas. Shen Qingqiu conocía bien sus intenciones, pero sentir aquella intromisión húmeda e impulsiva le arrancó otro gemido seguido de quejidos sollozantes producto de los movimientos rápidos e implacables del otro.

—Responde, por favor.

—No...


Shen Qingqiu observó su propio final ante sus ojos. Luo Binghe se las estaba ingeniando para desvestirse a sí mismo como podía utilizando una sola mano mientras la otra yacía concienzudamente con sus dedos enterrados en su cuerpo; cuando vio al otro liberar su miembro, sinceramente tuvo miedo. Le vio acariciándose a sí mismo lentamente aunque no había ninguna necesidad de estimularse. Estaba más que listo. Shen Qingqiu se incorporó en sus codos, desafiándolo con la mirada, aunque sabía que iba a perder estrepitosamente.

Malditos Celos [BingQiu]Where stories live. Discover now