—Lo tienes.


Fue lo único que sus labios pudieron decir sin que le temblara la voz; por supuesto, después de haberse contenido por tanto tiempo, Luo Binghe no necesitó que se lo explicara ni se lo repitiera dos veces. El primer contacto de sus labios fue suave, casi efímero. Shen Qingqiu quiso incluso rodar los ojos al notar la inseguridad en los movimientos del otro. Llegó un momento en el que se impacientó por su falta de vigor y le dio un pequeño empujón; se inclinó un poco hacia su cuerpo, presionando más sus labios contra los contrarios.

De forma progresiva pareció comprender que no debía tener miedo de lo que él mismo había querido iniciar; el intento de beso inseguro e inexperto se convirtió rápidamente en una tentativa por comer sus labios. Shen Qingqiu quiso apartarse un poco para regañarlo por el poco tacto que estaba teniendo, pero sus movimientos le fueron imposibilitados; Luo Binghe ya lo había atrapado en una presa mortal entre sus brazos, apretándolo contra su propio cuerpo y lamiendo, besando y succionando sus labios en forma casi desesperada, como si temiera que fuese a desaparecer de un momento al otro. Incluso mordió su labio inferior, provocando un extraño quejido por parte de Shen Qingqiu, mezcla de molestia y asombro.

Intentó corresponderle, sí que lo hizo, pero la intensidad que manejaba Luo Binghe no podía ser seguida así como así. Tomó su rostro entre sus manos, apartándolo. Lo único que consiguió fue que abandonase sus labios y se desviara hacia su cuello níveo, brindándole los mismos malos tratos.

—Un poco más de calma, Luo Binghe.


Se contuvo para maldecir justo en el momento en el que el otro recargaba todo su peso sobre él, tumbándolo en la cama. Aún seguía aferrando su cuerpo como si se tratase de un salvavidas, y la carga de su antiguo discípulo sobre él más la prensa asfixiante que ejercía le estaban comenzando a quitar el aire. 

—Yo...simplemente, no puedo detenerme.


Apenas le entendió entre jadeos; con un poco de nerviosismo sintió como separaba la parte superior de sus ropas para abrirse paso y seguir su camino de besos ardientes sobre su hombro. Lo único que podía hacer era acariciar su espalda con un leve temblor apoderándose de sus extremidades, su rostro adquiriendo el calor propio que provocaban las atenciones demasiado efusivas de Luo Binghe y su cuerpo entero reaccionando a él. Lo sintió besar y lamer la piel de su torso sin contemplaciones, sin penas. La inseguridad del principio había quedado olvidada muy atrás. De repente, sus labios fueron atacados nuevamente, incluso con mayor ímpetu y entusiasmo que antes, sólo que en ésta ocasión Shen Qingqiu correspondió a sus necesidades. Sus labios parecían querer fusionarse mientras atraía a Luo Binghe a su rostro en un intento por acercarlo aún más, pasando ambos brazos sobre sus hombros en una captura que rivalizaba con la del más alto. 


Sintió las manos ajenas viajar ahora por su espalda, sus caderas, sus muslos. Las sintió perderse entre las telas de su ropa, quemándolo; la piel se erizaba allá por donde sus dedos pasaban mientras se contorsionaba bajo su cuerpo, presa de la ansiedad y el enardecimiento del momento. Gimió en su boca cuando una de aquellas garras se abrió camino entre sus piernas, ascendiendo. En un acto que quizás era provocativo, las separó aún más, permitiéndole a Luo Binghe acomodarse cómodamente entre ellas.

—Impertinente.- había querido sonar como un regaño, pero había salido en realidad como un suspiro placentero. 

—Sólo...deseo hacerte sentir bien. Éste discípulo disfruta de tu turbación.- Shen Qingqiu cerró los ojos y procuró sin demasiado éxito contener un sonido lujurioso cuando la mano comenzó a estimularlo allá abajo, sin ropa de por medio.- Quiero que esos sonidos sean sólo míos, Shizun.

Malditos Celos [BingQiu]Where stories live. Discover now