Mi asignatura pendiente

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-Y recuerda Ago: Por la Virgen de Guadalupe, si no follo que me la chupen. – Le guiñó un ojo.

La cara de Agoney se descompuso totalmente abriendo la exageradamente la boca y se echó a reír.

-¿Pero Nerea? – No podía parar de reír. – Que yo te tenía por una niña inocente.

-Lo soy, Ago, lo soy. – Puso carita de niña buena.

Y entre risas, brindaron terminándose sus granizados y se levantaron para irse a su piso dando ya por finalizado un verano más. Mañana les esperaba un día lleno de emociones, caras nuevas y muchas aventuras por descubrir.

***

El despertador retumbó fuertemente en los oídos de Agoney, que, después de estar todo el verano sin madrugar ahora le estaba costando la vida.

Consiguió apagarlo de un manotazo y se removió en la cama mientras remoloneaba.

Notó como alguien entraba en su habitación y se dirigía hacia la ventana, levantando de golpe la persiana haciendo que la luz de fuera iluminara toda la habitación.

-Vamos arriba holgazán que vas a llegar tarde a tu primer día de universidad.

-Ogg Miriam eres odiosa. – Se tapó la cara con su mano y cerró los ojos con fuerza por la molestia que le producía la luz.

Miriam era su compañera de piso. No la conocían de nada, pero Agoney y Nerea vivían a la otra punta de la ciudad y la universidad les pillaba a hora y media de sus casas, así que decidieron alquilarse algo más cerca y encontraron a Miriam, un año mayor que ellos, que buscaba dos compañeros de piso.

Solo llevaban dos semanas viviendo con ella, las dos últimas del verano, para adaptarse y hacer la mudanza, pero ya se llevaban genial. Miriam era de carácter fuerte, pero estaba llena de cariño y tenía un sentido del humor de lo más característico y para Agoney y Nerea era como una madre que les ayudaba a dar sus primeros pasos.

-Venga espabila que te estamos esperando para desayunar.

Miriam salió de la habitación mientras Agoney se sentaba en la cama bostezando y estirando sus brazos en alto. Una vez terminados sus estiramientos se dirigió a la cocina y se encontró a ambas chicas sentadas en taburetes frente a una pequeña isla con su desayuno listo.

-Madre mía, ya estáis vestidas y arregladas, ¿cómo lo habéis hecho? – Se sentó al otro lado de la isla frente a ellas en otro taburete. – Gracias por prepararme el desayuno.

-No te acostumbres eh. – Cualquier persona pensaría que es un comentario borde, pero Miriam era así y nunca había ofensa en sus palabras. Simplemente era un poco brusca.

Agoney se bebió su zumo de naranja y se comió sus tostadas y se fue directo a la ducha mientras sus compañeras le esperaban viendo la tele.

A los quince minutos salió del baño ya vestido y peinado, cogió su mochila y fue al salón donde Nerea y Miriam conversaban con la tele de fondo.

-Ya estoy, ¿vamos? – Preguntó.

-Sí venga que llegaremos tarde. – Dijo Miriam mientras se levantaba del sofá con Nerea.

Se dirigieron a la puerta del piso y Miriam cogió las llaves de su coche para llevarles hasta la universidad. Bajaron al garaje y montaron en el coche mientras un silencio se apoderaba del vehículo.

-¿Estáis nerviosos? – Preguntó la más mayor.

-Bueno, un poco la verdad... - Susurraba Nerea que iba sentada detrás.

Mi asignatura pendienteWhere stories live. Discover now