1. ¿Un favor?.

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Lyssa Monrrou

Último año de Instituto.
Julio–2018.

"A veces todo cambia en tan solo un segundo".

—¡¡¡Lyssa!!! —Oí lejano su persistente llamado—. ¡Lyssa, despierta! —Mi nombre salió de su boca una y otra vez, pero mis ojos pesaban y mi cansancio estaba en su punto más alto. Sentía un leve dolor en todo el cuerpo que me había acostumbrado a tener después de largar horas de trabajo. Era sencillo dormir, pero difícil despertar porque ennocasiones mi cansancio podía ser excesivo—. ¡Las clases!... ¡¡Lyssa!! —persistió. Sus manos se posaron sobre mis hombros y empezó a moverme de un lado de otro con insistencia.

Las clases.

Poco a poco mi adormecimiento empezó a esfumarse y mi mente fue captando el sentido de las palabras de mi pequeña hermana.

¿Las clases?
¡¡Ay no, las clases!!

Desperté alarmada y me incorporé en la cama lo más rápido que pude. Deslicé mi mirada por mi habitación mientras admiraba la luz que se colaba por mi ventana con libertad e iluminaba la mayor parte de la pequeña habitación que compartía con mis hermanos.

Tanta iluminación natural no podía significar nada bueno. Miré fijamente a mi pequeña hermana que aún traía puesta su pijama, se mantuvo expectante, con su mirada fija en mi mientras su cabello totalmente liso caía sobre su rostro un tanto desordenado.

Tan solo tenía siete años, era demasiado tierna e inteligente, a veces cuando hablaba sonaba como toda una madura mujercita.

—Buenos días, señorita bella durmiente... —dijo y me sonrió mientras tomaba mis mejillas en sus manitas—. ¿Hoy no iremos al instituto?

—Eh... —murmuré un poco adormecida mientras desviaba mi mirada hacia el reloj de pared. Entrecerré mis ojos e intenté leer la hora: 6:50am.

Toda pizca de sueño se esfumó y no hubo tiempo para charlas de buenos días. Se nos había hecho tarde para ir al instituto. Tan solo faltaban diez minutos para la entrada oficial, pero no asistir no era una opción, no cuando tenía una beca por la que seguir luchando.

Mi sueño era graduarme de secundaria y asistir a una buena universidad haciendo uso de una beca por excelencia, era la única posibilidad que tenía de seguir con mis estudios profesionales, e iba a aprovechar esa beca porque jamás podría pagarme los semestres y nadie iba a pagarlos por mí. Lastimosamente mi empleo de mesera en el restaurante Food Delicious no daba para mucho, solo para lo necesario y yo quería ofrecerles más a mis hermanos, una vida digna, una donde pudieran ser felices completamente.

Me levanté rápidamente de la cama mientras tomaba a mi hermanita en brazos y la llevaba fuera de la habitación con sus bracitos rodeando mi cuello.

Me detuve frente al único baño que teníamos en casa. Estaba entre la habitación de papá y la nuestra.

No había tiempo que perder. La coloqué en el suelo y me incliné hasta quedar a su altura.

—Aleja... —murmuré mirándola fijamente a sus ojos color café claro—. Si no te tardas en la ducha preparo tu cena favorita en la noche ¿vale? —Propuse. Ni siquiera se lo pensó y se adentró en el baño tan rápido como pudo.

Fui rumbo a las escaleras en busca de mi hermano, tanto silencio no podía significar nada bueno. A diferencia de Aleja, él tenía 9 años, era un poco más independiente y realmente no sabía que sería de mi vida sin él.

—¡Matt! —lo llamé mientras bajaba las escaleras. No tenía dudas, él debía estar despierto, mi hermano creaba su propio horario y lo cumplía al pie de la letra.

QuédateTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang