Parte 1

25 4 9
                                    

Ella no podía dejar de llorar, su cuerpo temblaba y estaba segura de que no era por el frío. 

Ese sujeto ebrio la había hecho buena con ella, le había provocado de tantas maneras y ahora era ella quien terminaría mal, lo sabía perfectamente; y es que esos MALOS SENTIMIENTOS que recién despertaban en ella le aseguraban que no terminaría en un buen final.

—¿Puedes pedirle a Akine que venga? —pidió la suave y entrecortada voz de la chica al escuchar los quejidos y movimientos del otro detrás de ella.

Hase, que miraba horrorizado lo que había hecho con ella, asintió y fue a buscar a la solicitada tras vestirse.

El ahora universitario caminó por los pasillos temblando, no solo por el frío. Recordaba poco y mal lo ocurrido entre ellos la noche anterior, tan mal que estaba a punto de vomitar por toda la culpa que sentía, y por la resaca de su primera borrachera.

—Ella... ella quiere que vayas —informó Hase a la castaña que abrió la puerta de la habitación 204 cuando él llamó a esta.

Akine le miró confundida y, mirando la puerta abierta al fondo del pasillo, se sorprendió al punto de quedarse sin respirar.

—Ari —gimió asustada la castaña, luego corrió a conocer la razón del estado de Hase y de la inestabilidad espiritual de la chica nueva en la posada de los monstruos.

» Ari —repitió de pie en la puerta, viendo la espalda de la chica que intentaba contenerse en la cama—. ¡No te muevas! —ordenó—. Llamaré al doctor Fujiyuki. No te muevas.

Akine Kuga volvió corriendo a su habitación para tomar el teléfono, algunos huéspedes ya asomaban por las puertas. Era plena madrugada, los pasillos no deberían ser tan ruidosos a esa hora, así que estaban llamando la atención. 

» Fujiyuki sensei llegará pronto —informó Akine algunos minutos después, entrando a la habitación para andar hasta el frente de esa chica donde se hincó—. Sopórtalo un poco más, ¿sí?

Ari Majoha asintió mordiéndose los labios, era incapaz de hablar con todo lo que le dolía el cuerpo y le quemaba el alma.

» Vas a estar bien —dijo la castaña al borde de las lágrimas—, Fuijiyuki sensei lo va a arreglar.

—Quiero vomitar —musitó Ari empujando a su compañera a derramar las lágrimas que con esfuerzo había contenido.

—No, no. Sopórtalo un poco más..., solo un poco.

Ari lloró, por la expresión de la chica, y lo mal que se sentía, sabía que las cosas estaban peor de lo que se atrevía a imaginar. Tal vez no había vuelta atrás.

—¿Qué demonios hiciste? —preguntó el médico que llegaba cerca de media hora después de recibir la llamada de Akine, su pupila y compañera en el hospital Tsukinoki—. Reencarnar un fantasma es...

Lo siguiente que dijo el médico ya no fue escuchado por la chica en la cama, quien se hizo un ovillo y lloró abrazando sus piernas.

—¿No se puede hacer nada? —preguntó Akine preocupada, Ari se veía peor que antes.

—Espiritualmente no —respondió el médico—, médicamente está la opción de un aborto.

—Un aborto no salvará el alma de Kuri —informó entre sollozos la azabache que lloraba en la cama.

—¿Kuri? —preguntó Akine a punto de enloquecer.

Había estado tan preocupada por su nueva compañera de vivienda que no notó que la energía espiritual que se concentraba en ella era de ese pequeño que bien conocía.

—Un exorcismo después del aborto debería bastar —dijo el médico y la castaña le miró aterrada.

¿Exorcizar a Kuri?, ¿serían capaces de hacer eso? Si la decisión estaba en sus manos, prefería no hacerlo.

Pero esa situación no debía ser decidida por ella, después de todo, los implicados y principales afectados eran Ari Majoha y Hase Mizuki.     


Continúa...

MALOS SENTIMIENTOSWhere stories live. Discover now