Capítulo 1: Un día de perras.

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–Le dije que no iba a pasar nada entre nosotros con antelación. –añadí.

–Sí y luego te acostaste con él. –dijo Liberty de manera acusatoria. Jazmín suspiró derrotada mientras cerraba su libro y se levantaba del suelo. Se limpió algunas hierbas que se engancharon a su camiseta y se alejó de la morena, dejándola con la palabra en la boca. 

Jazmín abrió la puerta del coche de su madre y se dejó caer en el asiento, cansada. Su madre la miró por el rabillo del ojo y esbozo una sonrisa.

–¿Quién hoy? –preguntó yendo al grano, era una de las cosas que Jazmín admiraba de su madre, su forma de ir siempre al tema.

–Ethan Blake. –susurró Jazmín recordando su alegría matutina. 

–Choca esas cinco. –dijo Beth White, la madre de Jazmín, con las mismas facciones que ésta. Elevó su mano y la impactó contra la de su madre formando un choque de manos. 

–¿Papá ha vuelto del viaje de negocios? –preguntó Jazmín con la mandíbula tensa y su madre amplió su sonrisa. Sí, eso era un sí. 

–Volvió hace unas horas, tenía tantas ganas de verle.

–Suenas como las adolescentes, todas enamoradas. Cúpido en vez de enamorar con sus flechas debería ponerles veneno. –murmuró rodando los ojos la rubia.

–Si le dieses una oportunidad a cúpido, entonces verías como no es tan malo. –comentó la madre.

–Me dan náuseas. –dijo Jazmín metiendose dos dedos en la garganta para crearse una arcada. Su madre se limitó a rodar los ojos mientras aparcaba el coche delante de su casa. 

–Ya llegamos. –hace un último giro con el volante y el coche se queda en el sitio.

–¡Bien! –dijo Jazmín con falsa emoción mientras se bajaba del coche. 

Jazmín entró en la casa y lo primero que vió –para su desgracia– fue a su padre con los brazos abiertos. No me malinterpretéis, yo quiero con cordura a mi padre, pero fingir y aun encima demostrar cariño es muy complicado para mí. Abrazó a su padre, y éste le susurró algo al oído. Palabras que solo él y Jazmín podían y debían escuchar.

–Espero que sigamos teniendo nuestro secreto bajo llave. –dijo, asegurándose de que había cerrado la cremallera, le había puesto un seguro y había tirado la llave al océano. Por lo que Jazmín asintió, muy a su pesar, mientras miraba a su madre, que los veía con una sonrisa de oreja a oreja. 

–Subo a mi cuarto. –dijo Jazmín empezando a subir las escaleras.

–No estés mucho rato con el ordenador. –movió en aspavientos su mano para restarle importancia al echo de que se pasa toda la tarde en su habitación en vez de salir por ahi, cuando recuerda que le había dicho a Liberty de ir al cine.

–Hoy saldré al cine. –dijo, parándose a la mitad de las escaleras. A su madre se le abrieron los ojos y esbozó una sonirsa al igual que mi padre. Desde pequeña se alejaba de todo el mundo, por miedo a que pensarían de ella cuando descubriesen su secreto.

–Esa chica... –dijo Beth, parándose a pensar el nombre de la chica.

–Liberty. –le facilitó el trabajo Jazmín.

–Ella te hace bien. –rodándo los ojos Jazmín terminó de subir las escaleras y se encerró en su cuarto.

Abrió la tapa de su ordenador portatil y se tiró encima de la cama, colocándo la máquina sobre sus piernas. Se metió en Skype, y por suerte encontró a Liberty conectada. Le mandó una petición de iniciar una videollamada que Liberty enseguida aceptó.

FilofobiaWhere stories live. Discover now