Capítulo 21: "La verdad en tus ojos"

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Había costado un poco llegar a un acuerdo, pero Muroto sabía imponer su autoridad. Tras presentar a Mónica y Lily y haberlas puesto al tanto de la situación, el pelinegro había procedido a mediar entre la pequeña guerra civil que se había montado en torno al compañero de Tim. Blake se había mantenido indiferente ante el asunto, como si no le concerniese, mientras que la pelirroja había explicado su historia defendiéndolo a capa y espada. Incluso tras saber del "malentendido" que había causado la muerte de los previos dueños de Tim, Leo, Charles y Amanda aun se oponían fervientemente a dejar al egipcio quedarse.

– ¡¿En verdad vamos a confiar en un terrorista?! – Demandó Charles golpeando la mesa. – ¿Acaso no sabes el daño que gente como él le hace a nuestros países? ¿A la gente inocente? ¡Y él es el peor de todos!

– Mis targets nunca son gente inocente. – Intervino Blake sin ningún tono en especial, como si estuviera corrigiendo la pronunciación de algo.

– Claro que no. – Ironizó Amanda. – Tus targets puede que no, pero ¿Y la gente que sufre como "daño colateral"? ¿Has pensado en ellos?

– Si lo hace o no, no es algo que estemos en derecho de juzgar. – Aportó Kagiri cruzado de brazos al otro lado de la mesa.

Leo se giró tan rápido hacia su amo que de ser humano se hubiera roto el cuello. – ¡¿Cómo puedes defenderlo?!

Kagiri descartó aquello con una sonrisa amarga. – ¿Qué puede reclamarle el líder de la mafia a un terrorista sin sonar hipócrita?

– Tengo que concordar con Kagiri. – Por primera vez Jill tomaba palabra y abandonaba lo que estaba leyendo en su tablet. – Cada quien tendrá sus razones, llámese código de honor, patriotismo, beneficios o lo que sea, pero estoy seguro que como líderes de países nadie aquí tiene las manos limpias. Ni siquiera yo las tengo.

–¡¡Aun así no es excusa!! – Volvió a protestar Charles con rabia poniéndose de pie y tirando la silla detrás de él. – Todos tenemos razones, como dices, pero él es un mercenario, su razón es dinero. ¿En verdad crees que las vidas humanas valen tan poco como para ponerles precio? – Preguntó en general para luego clavar la vista acusatoriamente en Kagiri, como retándole a decir algo más.

– Sin mencionar al matrimonio Assunção, ellos eran tus amos ¡¿Cómo puedes estar bien con su asesino?! – Cuestionó Leo a su hermana apretando los dientes.

Tim desvió la mirada apretando los puños debajo de la mesa. – No estoy bien, extraño al señor Leleco y a la señora Trinidad, los quiero y no hay un día que no lamente que ya no estén. Pero no fue culpa de Blake, él los asesinó bajo información falsa, el que lo contrato es al que no debo perdonar.

Leo y Charles estuvieron a punto de volver a protestar, pero entonces fue Muroto quien levantó la voz e hizo silencio. – ¡¡Suficiente!! Ya me he cansado de esta discusión sin sentido. Blake Dacaret puede quedarse. – Declaró con voz firme. Y antes de que volvieran a protestar aclaró. – Esta casa le pertenece a Yuki, y como su guardián soy quien toma las decisiones. Si no están de acuerdo ya saben dónde está la puerta. He escuchado atentamente a ambos bandos y mi conclusión es simple: nadie aquí está en posición de juzgar a nadie. Blake tiene el mismo derecho que ustedes de estar aquí. Charles y Leo, no les pido que lo reciban con los brazos abiertos, tampoco que lo entiendan o les agrade. Simplemente compórtense como los adultos que se supone son y respeten su presencia y derechos. En cuanto a ti... – Continuó ahora dirigiéndose directamente a Blake. – Considera esto un código de convivencia, respetaremos tus derechos pero demuestra que nuestra confianza no es en vano. No quiero peleas, no quiero traiciones. Si cometes un solo acto que ponga en peligro a los demás vamos a tomar armas y represalias. Y si lastimas a alguien, así fuese por accidente o daño colateral, te puedo jurar que Charles no será el primero de quien debas preocuparte.

BIOTIC  -  [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora