By The River of Forgetfulness for Seven Lifetimes

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Entre las dos orillas de esa otra ribera, el lugar a donde todas las almas regresan, era donde estaba el frío y lúgubre Puente de la Impotencia.

Estaba viendo a los espíritus pasar en silencio. Algunos de ellos iban acompañados de otro espíritu, mientras que otros estaban solos. Caminaban por un sendero bordeado de flores carmesí florecientes, como un mar sangriento, avanzando paso a paso hacia ese puente maligno.

Incluso si estuvieran reacios, incluso si se esforzaran tanto como pudieran por luchar y retirarse, no cambiarían nada a su alrededor.

La vista de esas figuras solitarias que se dirigían lentamente hacia el lado del Puente de la Impotencia me llenó de lamentos.

¿Por qué este averno cubierto de flores del infierno no puede continuar hasta el horizonte?

Amable Vieja Señora Meng, ¿puedo no beber esa sopa en tus manos?

¿Puedo no beberla...?

Tan en conflicto como estaba, mi turno aun así llegó.

—Pequeña señorita, toma un poco de sopa. Olvidalo todo. Tu próxima vida es un nuevo comienzo, sin deseos terrenales ni dolor.

—Pero ¿qué pasa con esa persona en mi corazón?

Pregunté, mis labios apenas moviéndose. No podía soportarlo, no estaba dispuesta a olvidar.

Él era el más mimado entre los hijos del emperador: el séptimo príncipe. Aunque no era el príncipe heredero, aun así era el hijo favorito del cielo; todas sus bendiciones le fueron dadas. Era extremadamente guapo, estaba lleno de talento y era envidiado por todas las personas del mundo.

Lo más que había pasado entre nosotros dos era simplemente cuanto le gustaba escucharme tocar el qin. Él varias veces decía que yo era una amiga querida en su corazón, y cuando no tenía nada que hacer, le encantaba compartir sus pensamientos internos conmigo.

Ocasionalmente, también lamentaba que solo era un príncipe. No importaba cuán favorecido fuera, él no era el príncipe heredero.

Yo también daría voz a mis propios lamentos. A pesar de que era una famosa cortesana en la capital, por muy famosa que fuera, todavía era una prostituta.

Sería feliz con él incluso si solo pudiera ser su concubina.

Sin embargo, pasó toda su vida persiguiendo la fama.

Persiguiendo status.

El príncipe heredero era una amenaza para su posición, pero como mujer, no tenía el poder de ayudarlo en ningún aspecto.

Así que traté de encontrar una manera de casarme con el príncipe heredero, esperando que el séptimo príncipe entendiera lo que estaba tratando de hacer. Lo ayudaría y por fin sería mucho más que una inútil prostituta.

Yo lo ayudaría a subir al trono. Por su bien, usar a ese príncipe heredero no sería nada.

Y así, cuando el emperador murió, él sucedió al trono imperial.

En cuanto a ese príncipe heredero...

Terminamos compartiendo el mismo destino.

No me resigné a mi fin. Mi amor, ¡todavía le debía una explicación!

Él era a quien yo amaba, él era a quien yo estaba apoyando, e incluso había muerto por él. Ahora que finalmente se había convertido en el emperador, ni siquiera tuve la oportunidad de preguntarle si me había amado.

Quería explicarle que me había casado con alguien más, no solo por él, sino porque lo amaba demasiado.

La Vieja Señora Meng sonrió levemente y dijo —¿Ves las aguas debajo de este puente?

En El Río Del Olvido Por Siete VidasWhere stories live. Discover now