El despertar

21 1 0
                                    

-Olive... - Me dice Carolina un poco molesta y mirándome fijamente, lo que indica que he estado soñando despierta.

-¿Sí?- Respondo rápidamente para evitar que Carolina vea mi vacilación. Carolina rueda los ojos y me mira con los brazos cruzados intentando no enojarse por mi desinterés en la conversación.

-¿Qué vas a comer?- Dice con ese tono de voz que me indica que ya se le ha pasado el enojo.

-Todavía no lo sé, ¿qué hay de ti?- le pregunto, a pesar de que ya sé lo que va a comer. Siempre ordena lo mismo, en parte creo que es porque es lo más barato del menú, pero ella siempre dice que le encanta.

-Yo sé lo que voy a comer. Voy a comer un buen croissant. - Responde con una sonrisa en su rostro que le llega hasta las orejas.

Mientras Carolina me habla, me pierdo en mis ensoñaciones de nuevo. Solo puedo pensar en cosas sin sentido. No sé qué estoy pensando ni sé qué voy a hacer. La imagen de mi familia es abrumadora, cada segundo que pasa pienso más en ellos. Carolina habla de su croissant y de las cosas que va a hacer en cuanto logremos salir de aquí. Yo solo quiero sobrevivir a esta pesadilla que poco a poco me va consumiendo el alma, el corazón y mi mente.

Llegamos a nuestro restaurante favorito, La Mochans. Al final, también pedí un croissant. A pesar de que llevo varios días sin comer, no sabía tan espectacular como yo imaginaba. Creo que Carolina se siente emocionada. Vamos a viajar juntas, iremos a otro pueblo, lograremos conseguir el dinero suficiente para rentar un apartamento. Intentaremos conseguir un trabajo en donde no tengamos que estar desnudas para conseguir dinero, ni tendremos que consumir drogas para que realmente nos den el dinero, ni tampoco tendremos que fingir que nos gustan los hombres que vienen a nosotras. Lo sé, es un poco difícil lo que hemos pasado pero en mi pueblo ya no podía conseguir trabajo.

Hace unos años, intenté conseguir un trabajo con el que pudiera salir adelante, pero, era muy tarde ya. Todos sabían lo que había ocurrido. Todos conocían la verdad... O lo que pensaban era la verdad. Un ruido ensordecedor interrumpió mis pensamientos. Había escuchado ese mismo ruido unos años antes, solo que no lograba recordar el lugar. Me volví hacia la calle para intentar averiguar de dónde provenía el sonido. Y entonces descubrí que el sonido no fue afuera del restaurante ni dentro de él, provenía de mis pensamientos. En ese momento, Carolina interrumpió mi intento por descubrir de donde conocía ese sonido.

-Olive, ¿no has pensado en el viaje? - Dijo ella con el ceño fruncido en clara expresión de impotencia. Yo por mi lado sí lo he pensado, más bien demasiado, diría yo. Mi mente no ha parado de pensar en lo que hemos de hacer en cuanto pisemos terreno fuera de este lugar.

- Sí, lo he estado pensado mucho. - Dije manteniendo un tono serio.

- Sabes que podríamos quedarnos si no quieres ir. Yo solo quiero una mejor vida. - Yo lo sabía, pero también estaba al tanto de que la única opción para una vida mejor era irnos lo más lejos posible de este lugar. Para escapar así de la pesadilla que me consumía, tal vez era un pensamiento muy egoísta pero si Carolina se queda tampoco va a tener una vida mejor.

- Caro, tú sabes que no puedo quedarme. Después de todo, el pueblo sigue creyendo que yo lo hice. - Dejé salir un suspiro de derrota. Carolina notó mi duda porque inmediatamente desvió la mirada al periódico que nos había ofrecido el restaurante para verificar el precio de los tiquetes.

- En ese caso, debemos comprar los tiquetes del tren. Yo sé que no hay mucho dinero, pero los tiquetes más baratos cuestan 100 francos cada uno. Todo está muy caro. No tenemos el dinero suficiente. - Dijo con una pizca de decepción en su voz.

- Tranquila Caro. Lo vamos a lograr. No sé cómo pero lo lograremos. Una vez que hayamos conseguido el dinero, nos iremos de aquí. - Dije en un intento de tranquilizarla para evitar que nuestros esfuerzos se vinieran abajo.

- Bueno, Olive.- Al escuchar esto supe que Carolina había depositado toda su confianza en mí para que este plan saliera bien.

El Abismo de OliveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora