Miró a Jisoo a lo lejos e hizo una mueca. Junmyeon nunca fue el novio perfecto, era un hombre cruel sin sentimientos que le costaba mucho abrirse con las personas sin insultarlas. Junmyeon era un hombre difícil pero aún así Jisoo se quedó siendo ella tan diferente a él.
Y un día, así de la nada, Junmyeon la terminó después de tener sexo.
Ella quedó destrozada y a él no le importó, ella le rogó por una segunda oportunidad y él se la negó.
Junmyeon le rompió el corazón a Jisoo como por doceaba vez, sólo que en esta ocasión sería la última vez
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Habían pasado más de seis meses de que habían terminado y a Jisoo le había costado tanto tiempo superar a Junmyeon para que él a la semana siguiente estuviera saliendo con otra chica.
Cuando Jisoo se enteró quedó destrozada ¿Pero qué más hacía? Ella lo conocía, no tenía porque sorprenderse.
— Me alegra que en esta ocasión sólo vengas tú, ya estoy cansado de verte con cualquier chica.— El ahora pelinegro rodeó los ojos un tanto molesto por el comentario
—Siempre tienes que quejarte de alguien
—De Jisoo nunca me queje
Hacía mucho tiempo que no escuchaba su nombre, siempre la mencionaban de forma indirecta como "La chica linda" o "La amiga de Park" o incluso "La chica de personalidad chispeante" pero nunca "Jisoo" porque muy en el fondo sus amigos sabían lo que ella había significado en la vida de su amigo.
Porque a pesar de que lo negara, Junmyeon había cambiado su personalidad fría y sarcástica por una personalidad mucho más suave y tolerable.
—Creí que ya la habías superado.— Le dio un gran trago a su cerveza e hizo una mueca de desagrado
— Sigue siendo una chica muy linda.— Se encogió en hombros y Junmyeon asintió casi sin darle importancia pero una punzada en su pecho se hizo presente. Ella era extremadamente hermosa — Nunca debiste haberla dejado.
— ¿Por que estas tan ensañado con ella? — Preguntó con fastidio — Yo ya la superé.
— Y se ve que ella también.
Algo muy en su interior le suplico no voltear porque sabía que no le gustaría lo que sus ojos verían y lo que su corazón podía sentir, pero aún así lo hizo.
Se había girado. Y vaya que Baekhyun no mentía en lo más mínimo, ella seguía siendo tan hermosa como el cielo.
— Es un hombre muy guapo—. Tampoco mentía al respecto.
Siempre que pasaba tantas noche con ella siempre la la miraba con alguien mejor, alguien que sea igual de bello que ella, porque ella era un cielo lleno de nubes en un atardecer y él era el cielo que hay en una tormenta, llena de nubes grises que no te da miedo de admirar porque de pronto cae una tormenta.
