9. INÚTILMENTE.

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Mi dedo se movió ágil por las infinitas pantallas del teléfono, buscando el botón de llamadas. Solo veía aplicaciones y aplicaciones que inútilmente usaba. No sé cuántas veces pasé por la misma pestaña. El menú me volvía loca. Entonces recordé que lo tenía también en la página de inicio. Me hubiera venido bien un buen golpe en la cabeza en ese instante. La tecnología nos vuelve tontos.

-¿Qué ocurre Natalia? -pregunté. Sollozaba. -Eh, ¿qué ha pasado?

-Vanesa es lo que pasa. -y dicho esto, se perdió en un mar de lágrimas. Lloraba a través de la línea mientras se disculpaba una y otra vez. Decidí quedarme en silencio y esperar a que lo soltase todo. Tragué saliva y bebí un poco de agua. Comenzaba a asustarme, aunque ya lo estaba viendo venir…

-Siento que tengas que aguantar esto, pero llevo cargando mucho tiempo y es la primera vez que me desahogo. -la oí suspirar. -sabes que Pedro no es muy cariñoso. -reí al recordar lo despegado que era. Iba a su bola.

-Sí, ya.

-Lo hablé con él y me dijo que no me tomara las cosas tan a pecho. ¡Oh! ¡Cómo para tomárselo a risa! ¡Siempre tan calmado! -se me escaparon unas carcajadas.

-Bueno, cuéntame. -me acomodé en el sofá, sosteniéndolo con el hombro. Tal y como preveía. El tema que le preocupaba era el mismo que el mío. Nos íbamos a poder apoyar mutuamente. Vanesa y su nueva amiga. Es duro hacerte a la idea de que la persona que imaginaste que no estaría con otra persona que no fueras tú, encuentre de repente alguien. Eso lo sabía. Había estado años pensando que lo nuestro no tendría fin, como cualquier loco enamorado a esa edad. Y parecía que ella también lo sentía. La verdad es que nuestro desenlace fue rápido. Igual que un carnicero corta un trozo de solomillo. Un corte seco. De raíz. Aunque luego diera unas cuantas vueltas, todo sucedió de forma acelerada. Pero si su propia tía estaba inquieta por su romance repentino, no eran pájaros míos. Era real.

-Que a mí, que tenga esa edad, pues mira, me asusta un poco y no creo que sea bueno, porque ella está acercándose a los treinta, y si se une a Úrsula, pues vivirá como si tuviese cuarenta. Las cosas como son... -al fin se calmó. -pero si mi sobrina quiere eso, pues ala. Yo no voy a impedirle nada por la edad. Es mayorcita para darse cuenta de lo que pasa.

-Si te entiendo, pero que Vanesa está ciegamente enamorada, y por muy madura que sea…

-Ya, ya… -suspiró. -me entendió antes de que me explicara. Era una de las mejores cosas de Natalia. Hablar con ella era tan fácil como sacarle punta a un lápiz. -es que, a ver, puede estar saliendo con la mujer ésta, pero no abandonarnos por completo. Pasa de nosotros, de nuestros consejos.

-¿Y lo de que la ha encontrado por internet…?

-Eso me cabrea mucho, ya le rogamos que no se registrara en una página de citas, si quería conocer gente por la red que lo hiciera en twitter, o en sitios así. No directamente a ligar…

-No conseguiré comprender las webs de citas online… nunca. -confesé.-Porque simplemente es todo tan… superficial. Cuelgas un perfil, una foto, y dices lo que buscas. Alguien que cree ser esa persona ideal que quieres te habla de repente, y surge el amor. ¿Cómo puede surgir el amor? ¿Se le puede llamar así? No lo entiendo. Es como crear el amor, forzarlo. No me gusta.  

-Tú siempre tan ñoña. -replicó. -pero tienes toda la razón. -reí. -¿qué crees que podemos hacer…?

-Nada… Esperar. También puede ser que nos equivoquemos y esa Úrsula sea buena para Vane.

-Mh… -no parecía de acuerdo conmigo. Oí el rugir de un coche, y poco después, el sonido de unas llaves hasta encontrarse con la cerradura. La puerta cedió. Allí estaba ella, con una pequeña sonrisa, y muerta. Completamente muerta. Vino cojeando hasta tirarse a mi lado en el sofá. Me besó, se tumbó, y dejó caer su cabeza en mi pierna. Acaricié su pelo. Estaba húmedo.

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIR (T2)Where stories live. Discover now