Capítulo 6

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—Llegamos—habló justo al mismo instante que frenó la moto al lado de la acera.

Mi casa se ve algo más vieja desde este ángulo. Las escaleras de la entrada están empezando a desnivelarse y los pequeños columpios que habían sido implantados cuando era pequeña en el grass se balancean en el aire mientras que el metal oxidado de las cadenas resonaba por el movimiento. Es más, el césped había crecido tanto que creo que si me paro ahí me rozaría las piernas a la altura de las rodillas.

Me bajo de la moto aún con un ligero temblor invadiendo mi mano. Le entrego su casco a Evan casi sin verlo y eso parece decepcionarlo, porque noto que abre la boca a punto de hablar, pero me obligó a girar la cabeza y encaminarme hacia la puerta sin darle oportunidad de hacerlo. Escucho a Evan soltar un suspiro frustrado a mis espaldas y seguido escucho sus pasos a unos centímetros de los míos. Cuando llegamos a la puerta trato de poner la llave en la cerradura, pero mis manos tiemblan tanto que no logro acertar en el punto fijo. En un vano intento por acertar, la llave resbala de mi mano y estoy por recogerla cuando Evan, con toda la tranquilidad del mundo, se agacha a hacerlo. La toma entre sus manos y juro que incluso se graba en mi mente el modo delicado en como sus dedos la agarran.

—Lo haré yo.

Ingresa la llave en el picaporte, acertando de una. Gira la llave a la izquierda y esta se abre. Me da una sonrisa y con el pie empuja levemente la puerta para que pasemos.
En cuanto cruzo en la entrada recuerdo que papá estaba de día libre hoy.

—¡Papá! ¡Traje un compañero a casa!—tengo que obligar a mi garganta gritar por la considerable distancia que hay entre los cuartos del segundo piso y la sala. Por suerte las paredes son tan delgadas que el sonido atraviesa fácilmente por ellas. Papá parece oírme y al instante sus fuertes pasos son una señal de que su lado celoso y protector está empezando a recrear en él. Rezo mentalmente para que no estrangule a Evan, aunque este parece estar muy relajado con sus manos en los bolsillos y una postura despreocupada. Se nota que no conoce a mi padre.

Un aroma familiar inunda la habitación, es la inconfundible colonia de papá. Un olor que podría distinguir desde lejos.
En cuanto papá llega noto como sus ojos se agrandan por un rato. Luego, se pone recto y camina hacia nosotros con una postura aún más firme que la anterior. Tal vez le sorprende porque nunca había traído a un chicho tan guapo a casa. O mejor dicho a ningún chico.

<<O mejor dicho a nadie porque no tienes amigos>>

Cállate, estúpida consciencia.

—Buenas tardes, soy Bejamin Ross, el padre de Amy—mi padre le extiende la mano a Evan tratando de parecer estricto y recto. Rio mentalmente, papá cuando está con otros tiene una apariencia seria, pero en realidad es muy divertido y un gran amigo. Además, verlo así, tratando de imitar el papel de papá "intimidante", solo me da gracia. Y casi una pequeña risa brota de mis labios cuando mi padre arquea una ceja ya que Evan se ha puesto a tartamudear olvidándose de estrecharle la mano y al darse cuenta de que mi padre le mira molesto y algo cansado de seguir con el brazo extendido hacia él una ligera gotita de sudor cae por su frente. Evan se queda mudo, piensa tanto que pareciera que acabaran de contarle que murió alguien. Me rio mentalmente porque para nada me imagine una situación así.

Por el modo en como mi padre mira al chico que está a mi lado estoy segura que mentalmente está planeando cómo asesinarlo.

—Evan Woods. Un gusto, señor Ross—logra hablar al fin, Evan, todavía algo intimidado por la presencia de mi padre. Ambos estrechan las manos y detrás de sus sonrisas parecen esconderse varios pensamientos.

—Papá —rompo la pequeña tensión de miradas entre ambos—. Evan y yo tenemos que estudiar, así que no hay mucho tiempo para presentaciones—cojo del brazo a Evan y lo jalo hacia las escaleras.

El círculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora