20.

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Usar el uniforme todo el tiempo fue la única condición que Tom me dio para salir con Ihan, los paparazzis podían seguirnos cuando se dieran cuenta que era él por su malísimo disfraz y para que no fuera raro verlo con una chica, yo tenía que tener mi remera puesta junto a mi camisa de la empresa, de esa forma no se sospecharía y sólo sería una empleada más de su nombre.

—Primero busquemos la revista y después, vamos a la Uni. —le comenté, asintió y se puso las manos en los bolsillos, siguiéndome.

—Sí, yo voy a caminar dos pasos más adelante que vos mientras que fingís hablar por teléfono.

— ¿Nos están siguiendo?—pregunté y un leve asentimiento hizo que mi cuerpo se estremeciera, saqué mi teléfono temblorosa y me lo puse en el oído mientras caminaba detrás de él, marcando una distancia, sin embargo fuimos interceptados por una señora que lo reconoció y frenándolo le pidió que le firmar la bolsa del supermercado. Me mantuve al margen e Ihan se rió simpático y le autografió la bolsa, después ella se fue contenta sin antes decirle lo lindo que se veía en su última película. —Qué vida la tuya.

—Es lo que tocó.

—O lo que elegiste.

—No, no lo elegí así. —dijo y se apresuró a cruzar la calle, ya que enfrente había un puesto de revistas, donde fui testigo de la primera vez que pidió personalmente, su propia revista. El señor lo miró extrañado. —Hola, me voy a llevar esta.

— ¿Vos no sos este?

—El mismo ¿salí bien, qué piensa?

—Ihan... ah sí el cantante, no lo puedo creer ¿me podés firmar esta para mi nieta?

—Obvio, no tengo lapicera pero... ah, gracias. —sonrió al vendedor cuando le pasó una y firmó la tapa la revista. La cara del señor expresaba tal cual la admiración que cualquier persona tenía al verlo, por eso no me culpaba que a pesar de conocerlo y tratara, yo lo mirara de la misma forma. —bueno ¿cuánto es?

—Te la regalo, no hay problema.

—No, no, se la compro.

—De verdad no hay drama, con tener esto para mi nieta me conformo, ella va a estar feliz.

—Me alegro pero en serio se la quiero comprar...

—Pero mirá si te la voy a vender justo a vos, no nene, es toda tuya.

—Me la va a vender ¿ok?

—Señor. —intervine antes que él volviera a insistir con su billete, el señor se sorprendió de su actitud y yo traté de explicar. —es importante para nosotros comprarla, por favor cóbresela.

—Bueno son cincuenta pesos.

—Gracias. —dijo Ihan aliviado cuando le recibió el billete y le dio el cambio, su sonrisa era el mayor triunfo para mí pero el suyo, era haber comprado su propia revista al fin. —gracias señor, que tenga un buen día... saludos a su nieta.

—Muchas gracias, igualmente para ustedes.

—Chau, hasta luego.

— ¿Y, cómo lo hice? —preguntó cuando salimos del puesto, se le notaba el orgullo que tenía al verla y me reí porque parecía un nene chiquito con juguete nuevo. —Viste que puedo hacer algo por mí mismo.

—Lo hiciste bien, tuviste determinación pero con menos dureza... va a estar mejor.

—Bueno pero no quería vendérmela, espere mucho como para que me la quisiera regalar, ¿sabés hace cuanto no puedo abrir mi billetera y sacar plata para pagar algo y esperar el vuelto? Muchísimo.

No soy tu fan!Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt